Estarán a lo largo de los cerros orientales y entrarán en operación cuando se presente un daño en los túneles de Chingaza, un devastador incendio forestal o una sequía, reveló la Empresa de Acueducto.
El costo de la perforación y adecuación se estima en 123 mil millones de pesos.
La construcción de las redes, sistemas de bombeo y la perforación y adecuación de los pozos terminarán en 11 años, en el 2020.
Esas fuentes de agua estarán a lo largo de los cerros orientales (33), en Usaquén (3), en Suba (3), en áreas rurales de Usme (1) y Ciudad Bolívar (6), y en los municipios vecinos de Soacha (9) y Sopó (9).
La localización, riqueza acuífera y calidad del agua están identificadas en el estudio Abastecimiento sostenible del agua potable para Bogotá y áreas circundantes, realizado por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y que fue presentado ayer por el jefe del estudio Hiroshi Nakamura.
De esta manera, la capital es la primera ciudad del país que prepara un plan de reabastecimiento de agua potable para toda su población, ante una grave emergencia.
Como proyecto piloto, la Empresa de Acueducto ya tiene perforados seis pozos (en San Cristóbal (1), Usme (1), Ciudad Bolívar (1) y Usaquén (3)) y este año explorará otros dos en Suba y Usaquén, informó el director del Plan de Abastecimiento de la empresa, Alberto Groot.
"Los pozos se vienen perforando a unos 300 metros de profundidad, donde el suelo tiene formación cretácea; es decir, con una alta productividad de agua subterránea que no afectará el nivel freático de los terrenos", sostuvo Nakamura.
El experto explicó que el impacto ambiental de la explotación de dichos pozos será mínimo, por cuanto la perforación se hará en el término de tres o máximo nueve meses.
Se calcula que cada pozo subterráneo proporcionará alrededor de 2 mil metros cúbicos diarios de agua, que servirán para abastecer por lo menos a unas 133 mil personas por día.
"Sumados los 64 pozos, la provisión de agua será suficiente para los 7 millones de bogotanos en una futura emergencia", aseguró Groot.
En cuanto a la calidad del agua, los expertos japoneses encontraron que es excelente. Solo requiere cloración y un tratamiento simple para remover el hierro y el manganeso que contiene.
El plan de reabastecimiento prevé la adecuación de plantas de tratamiento móviles -instaladas sobre vehículos-, que se utilizarían cuando resulten afectadas las plantas y redes de conducción de esas aguas.

Cerrados 132 pozos
Bogotá cuenta hoy con 459 pozos subterráneos que tienen explotación industrial o doméstica, de los cuales apenas 105 cuentan con licencia para extracción del agua, informó la Secretaría Distrital de Ambiente.
De ellos, 132 están clausurados y 168 suspendidos, por uso indebido o contaminación causada por filtraciones de grasas, aceites y otras sustancias.
Octavio Reyes, funcionario de la Oficina de Control del Agua de la Secretaría de Ambiente, informó que un 80 por ciento del agua subterránea que se extrae de los pozos urbanos es para uso industrial (fábricas, lavaderos de carros y estaciones de gasolina, entre otros).
En cuanto al impacto ambiental que están dejando estos pozos, Reyes expresó que hasta ahora "hay incertidumbre sobre sus consecuencias".