Con pérdidas estimadas en 3.600 millones, la sequía más grande en siete décadas asuela el territorio bonaerense y desde diversos sectores se reclama la declaración de la totalidad de la Provincia en desastre agropecuario. El mismo ministro de Asuntos Agrarios sostuvo que "dos tercios de nuestro territorio está en situación de declararse en emergencia o desastre agropecuario" por lo que sería complejo determinar a qué distrito se le concede la declaración y a cuál no. Lo ideal es, entonces, una declaración global de manera de atacar el problema lo más ampliamente posible para mitigar en lo que se pueda la tragedia de miles de productores. Que irremediablemente va a repercutir en la economía provincial.
Parecería que en la provincia de Buenos Aires se es mucho más consciente de la gravedad del problema que en el Gobierno Nacional y, en ese sentido, el propio ministro presionó hacia arriba para que se tome alguna medida que favorezca al sector, más allá de la tremenda riña política que cruzó el año 2008.
La administración de Daniel Scioli ya declaró a 14 distritos en estado de desastre y a otros cinco en estado de emergencia, todos en el sudoeste del territorio bonaerense. La semana próxima habrá otra reunión casi de urgencia para tratar muchos pedidos más, entre ellos el de Olavarría. Cabe recordar que, lamentablemente, Olavarría perdió un mes por el olvido del gobierno municipal de enviar a La Plata la notificación luego del pedido de la Sociedad Rural local. Este tipo de desidias es incomprensible en momentos en que uno de los sectores base de la producción argentina pasa el peor momento de los últimos años, a partir de las discusiones políticas y del fenómeno meteorológico que, incluso, trae consecuencias como las plagas o el lamentable episodio del tambo de Muñoz.
Lo que se pide casi con unanimidad, después de pérdidas astronómicas, son subsidios, eliminación temporal de retenciones y apertura de las exportaciones para que los productores puedan venderle a alguien lo poco que les queda. Y además que se profundice el ataque a la tucura porque los insectos siguen naciendo sin freno por la falta de lluvias y lo poco que se hizo no tendrá efectividad ya en pocos días.
La situación tiene una gravedad inusitada y se espera desde el Gobierno nacional ayuda concreta e inmediata. Pero todos los niveles del Estado deben estar presentes en este momento para evitar que la situación empeore aún más.
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