Nuestras fuentes, que prefirieron el anonimato, en primer lugar identificaron al genuino responsable intelectual del eufemismo de marras: el director técnico ejecutivo de la entidad binacional, Ing. Antonio Cardozo.
De acuerdo con el relato, en la reunión ordinaria del Consejo de Administración de Itaipú del 24 octubre del año pasado, Cardozo manifestaba lo siguiente: “... siempre, en esta época del año (octubre), vienen las solicitudes para usar un poco más de las reservas de Itaipú, teniendo en vista algún atraso de la estación de lluvias, como ocurrió a inicios de 2008 ... Hasta el momento ni la ANDE ni la Eletrobrás habían solicitado disminuir el embalse ... fue hecha una pequeña simulación ... en caso de ser usado el embalse ... rebajándolo ahora para aguardar las lluvias de enero y febrero ... no deberá ser vertido”.
Nuestros interlocutores añadieron que, en la ocasión, el consejero Franklin Boccia preguntó sobre los riesgos al titular brasileño de la Dirección Técnica de Itaipú, a lo que respondió que “el riesgo histórico es cero”.
La respuesta de Cardozo es desarrollada con mayor generosidad en el alegato de defensa de la “operación de flexibilización” del embalse que nos hizo llegar el Sr. Mateo el miércoles.
El riesgo de ‘deplecionar’ (bajar) y no conseguir elevar (el embalse) es muy pequeño, aunque eso podrá ser mejor detallado cuando exista una solicitud... siempre existió un pedido”, añadió Cardozo.
“EL CONCEPTO ES FALSO ... ”
Nuestras fuentes, integradas por técnicos como Cardozo, advierten, en primer lugar, que el riesgo de la operación “no es cero” o “pequeño”, como el mismo se corrigió en su exposición. En efecto, según el relato, primero dijo que el riesgo era cero, pero luego, como al pescador que se le escapa una pieza, dijo que era “pequeño”.
“Existe riesgo de perder energía. Lo que no existe es el riesgo de que el agua que venga con las lluvias de enero y febrero sea vertida y que, por eso, para evitar que el agua de lluvia en enero y febrero, cuando se vuelva a llenar el embalse sea vertida sin provecho para Itaipú”, advierten.
LAS REDUCCIONES, A LA LARGA, SE TRADUJERON EN PÉRDIDAS
Nunca en los procesos de recuperación del nivel del embalse del complejo hidroeléctrico de Itaipú el caudal registrado en el momento de la recuperación de la cota o nivel llegó a superar al máximo caudal turbinado, por lo que no hay ganancia en la generación por utilizar el agua de lluvia (caudal mayor) que se tendría que verter. Así lo explicaron a nuestro diario técnicos del sector energético nacional, quienes se consideran a sí mismos como patriotas que no bailan al ritmo del frenético “60 ciclos”, tal como lo hacen muchos de sus colegas. En Itaipú, Brasil tiene 60 Hz y nuestro país 50 Hz.
Lo que se produce con estos operativos, tenga su caracterización buen sonido o no, es que muy pronto comienzan a registrarse pérdidas –en la producción– por la menor altura del salto. O sea, como se utilizó la reserva, el embalse queda con menor altura, de 220 a 217, y el salto se reduce.
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