Latinoamérica fue azotada en octubre y noviembre pasados por una catástrofe invernal que dejó, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), mil 150 muertos y unos 950 mil damnificados. Siendo los países más afectados Colombia, Brasil y Guatemala, seguidos de Panamá y Honduras, entre otros.
Lo más preocupante para la OMM es que se pronostica que los eventos naturales que azotarán la región en 2009, son inevitables y serán mucho más fuertes que los vividos recientemente.
El vicerrector académico de la Universidad de Panamá e investigador climático, Justo Medrano, explicó que los casquetes polares se están derritiendo rápidamente, lo que satura el espacio en el que están distribuidos mares, ríos y lagos.
Por ejemplo, solo en el Antártico y Groenlandia hay suficiente hielo como para aumentar el nivel del mar en 70 metros, si se derritiera todo. De hecho, Groenlandia, donde la capa de hielo pierde 50 metros cúbicos al año, eleva el nivel de agua a 0.13 milímetros anualmente.
Por ello, sustentó Medrano, al llover fuerte en algún lugar, las aguas se desbordan porque los cauces no tienen capacidad. Esto, aunado a que los países en vías de desarrollo cometen muchos errores al momento de encauzar estas corrientes para que estén en armonía con las nuevas construcciones.
MEDIDAS DRÁSTICAS
Medrano opinó que de muy poco valen los acuerdos ambientales que se trazan mundialmente para reducir los niveles de gases que causan el efecto invernadero, uno de los principales factores que contribuyen al calentamiento global y el deshielo.
“Países como Estados Unidos y China, que son grandes productores de gases de efecto invernadero, no se suman a acuerdos de importancia como el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático”, arguyó el experto.
Al final, los países chicos latinoamericanos que no generan muchos gases y pertenecen al acuerdo de Kyoto son los más golpeados por la naturaleza, debido a su vulnerabilidad geográfica.
Ante este panorama, Medrano propone que los gobiernos elaboren un plan de prevención, pues las catástrofes “se seguirán registrando, y serán cada vez peores”.
En el caso de Panamá, cree que se debe desarrollar un plan de Estado, en el que los sucesivos gobiernos se comprometan por año a movilizar cierta cantidad de personas que viven cerca de ríos, mares, lagos y quebradas que tienden a desbordarse.
Según el catedrático, la relación costo-beneficio de la medida sería viable, si se toma en cuenta que se hará poco a poco, y que un solo gobierno no tendría que asumir el costo de reconstruir una provincia, como pasó con los desastres registrados en Bocas del Toro y Chiriquí el pasado mes de noviembre de 2008, que dejaron afectaciones millonarias.
Esto, claro, iría acompañado de una logística de rescate por vía aérea, terrestre y marítima en lugares propensos a inundaciones en los que no se hayan realizado las movilizaciones señaladas.
El tema de la cooperación internacional y la interna para suplir de medicinas, alimentos e insumos a los damnificados, debe ser una labor planificada previamente para evitar cuadros críticos de salud, como ocurrió en Bocas del Toro y Chiriquí.
ACCIÓN CIUDADANA
En Europa, grandes inundaciones que se han presentado, principalmente en la parte central, desde la década de 1990, han concienciado a la población sobre el cambio climático.
Lluvias excesivas y deshielos súbitos han desbordado ríos como el Danubio, el Rin o el Sena, entre muchos otros, dejando cientos de muertos, cientos de miles de damnificados y pérdidas materiales millonarias.
Habiendo sufrido en carne propia lo que se consideran consecuencias del cambio climático, la sociedad civil y las organizaciones ambientalistas han logrado que sus políticos impulsen leyes “verdes”. En el Reino Unido, por ejemplo, el Parlamento aprobó en noviembre del año pasado una ley para reducir en 80% las emisiones de gases de efecto invernadero, con relación a los niveles de 1990. La fecha límite para ese objetivo es 2050. Así, el país se convirtió en el primero en adquirir un compromiso muy superior al pactado por las naciones de la Unión Europea, que es de reducir en 20% las emisiones para el año 2020.
“Cuando la población aceptó que el cambio climático es un problema serio, los partidos políticos también lo aceptaron. Y como la primera nación industrializada, tenemos una importante participación en la polución”, explicó el político británico Elliot Morley, en una entrevista con este medio.
FONDOS VERDES DISPONIBLES
El Banco Mundial (BM) creó el año pasado dos fondos de inversión para apoyar proyectos que ayuden a combatir el cambio climático en los países en desarrollo: el Fondo para una tecnología limpia y el Fondo estratégico sobre el clima.
Diez países industrializados se comprometieron a destinar más de 6 mil millones de dólares a esos instrumentos.
La vicepresidenta del BM para América Latina, Pamela Cox, afirmó en el Foro Globe de legisladores contra el cambio climático, en México, que los países de América Latina no son los que más contribuyen al cambio climático, pero sí son los que más sufren sus consecuencias.
En la reunión, que se llevó a cabo en noviembre pasado, dijo que ambos fondos son una excelente oportunidad para impulsar empresas en la región con una fuerte orientación ecológica, y que al mismo tiempo ayuden a mejorar la economía de esos países.
|
|
|