Un año fueron los fondos para poder refinanciar el pago de la deuda que los gobernadores tenían que pagarle al propio Estado nacional. Otra vez fueron los planes de asistencia social. Una vuelta, más obra pública. O plata fresca para pagar una parte de los haberes a los jubilados y pensionados.
Este año, la peregrinación que el kirchnerismo obligará a hacer a gobernadores e intendentes será de otra naturaleza: habrá que pedir subsidios para productores a quienes la sequía les haya llevado parte de la cosecha o de los tambos, forraje para el ganado y posiblemente algún auxilio a los fabricantes de maquinaria agrícola.
Pero tendrán que hacerlo de a uno. Prácticamente de rodillas, como le gusta al matrimonio Kirchner.
Seguramente a muchos se les complicará la alabanza: recibirán la factura de haber apoyado la protesta del campo en 2008. Incluso, hay intendentes que de manera activa participaron de marchas en la plaza y hasta estuvieron en las rutas y que ahora deberán al menos hacer alguna gestión a favor de la maquinaria agrícola.
La línea de créditos que habilitó el Gobierno para que los productores compren con un interés del ocho por ciento anual no seduce a los chacareros. Y en algunos pueblos, las industrias ya anticiparon que no podrán volver al trabajo cuando terminen las vacaciones.
Carta al revés. Este año, las presiones dejaron de ser unilaterales. Hay varias voces disidentes dentro del kirchnerismo, que todavía no aprobó el examen número uno de administrar en la escasez.
Los ultrakirchneristas Daniel Scioli y Sergio Urribarri están muy complicados con la falta de lluvias y reclaman en voz alta alguna solución. Ya están en emergencia declarada Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero y varios departamentos de Buenos Aires. El viernes que pasó, a su regreso de Venezuela, la presidenta Cristina Fernández habló de manera individual con varios miembros de su Gabinete.
El motivo era estudiar qué paliativo habrá para afrontar los efectos de la sequía, que ya recortó en 20 por ciento la cosecha de granos para esta campaña.
Pero, como siempre, primó la postura más dura: no habrá una solución global porque podría beneficiar de modo colateral a quienes optaron por seguir guardando los granos en silos. Sólo soluciones puntuales, caso por caso, sin baja de retenciones. Igual hay expectativas por la reunión del martes de la Comisión Nacional de Emergencia Agropecuaria. Ahí está la llave para que la Nación permita la prórroga de pagos a la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) o al Banco Nación.
Médula espinal. La sequía del campo afecta a la médula productiva del interior y ya tiene reflejo directo en la coparticipación provincial.
En enero de 2008, los gobernadores habían recibido 25 por ciento más que en enero de 2007. Pero la primera quincena de este enero marca apenas una suba del dos por ciento, según la propia Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias. Descontada la inflación, la caída es indisimulable.
La coparticipación empieza a copiar lo que pasa en la calle. La crisis del empleo en las fábricas de autos y sus proveedoras es sólo la parte que se vio hasta ahora. Ya hay datos preocupantes entre los call centers (emplean a 20 mil personas en Córdoba) y la crisis en la maquinaria agrícola estallará en semanas.
La provincia de Córdoba presupuestó una suba del 13 por ciento en la coparticipación nacional; apenas arrancó el año y la cifra suena ampulosa. Esta semana, el Ministerio de Finanzas girará la coparticipación a los municipios de acuerdo a los nuevos datos que arrojó el censo poblacional.
Hay algo raro ahí: siempre se dijo que la masa a coparticipar será la misma (1.687 millones de pesos en 2009) y que sólo cambiará la distribución. A su vez, el gobernador Juan Schiaretti prometió a los intendentes que crecieron menos de la media (15,3 por ciento) que no recibirán menos plata que la girada en 2008.
Si hay 84 ciudades y ocho comunas que tendrán subas de hasta 200 por ciento, no es un juego de suma cero: alguien pondrá más plata o algunos recibirán menos. ¿Tendrán los intendentes también que peregrinar por fondos adicionales? ¿De dónde sacará la Provincia ese extra?
Al Gobierno provincial le esperan también largas caminatas. Esta semana vence el plazo que la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y la Caja de Jubilaciones se dieron para descifrar la cifra de la deuda previa a 2008.
Espera que la Nación le refinancie el 85 por ciento de la deuda que vence este año: 622 millones, más los 690 millones ya acordados para la Caja de Jubilaciones; más el rosario de promesas varias en obra pública.
A todo habrá que pulsearlo. Sin plan rector, son ayudas que suenan a dádiva que hay que retribuir. Como le gusta a Cristina.
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