La situación del arroz, una de las principales economías regionales de Entre Ríos, tampoco escapa a los problemas de la sequía, y la zona más afectada es el norte provincial donde el riego se realiza por represas.
Hasta el momento, según el ingeniero agrónomo Julio Ojeda, colaborador del Siber, el Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, “se puede decir que, en líneas generales, ya hay entre un 30 a 40 % de superficie perdida y la situación tiende a agravarse con el paso del tiempo”.
La recarga de los embalses, de acuerdo a los pronósticos conocidos “es prácticamente imposible, lo único que se espera son lluvias que permitan poder finalizar el riego”, agregó el profesional, profundo conocedor del cultivo. De no ocurrir las esperadas precipitaciones se podría llegar a perder “hasta el 60 % de la superficie”, alertó.
En la zona de pozos, en tanto, la realidad “es distinta por tener un recurso ilimitado de agua”, por lo que las pérdidas podrían alcanzar “un rango del 5 a 10 % del área implantada”. En esta zona, añadió el profesional, “lo que se debe seguir de cerca es la exigencia que están teniendo los motores esta campaña, ya que de producirse roturas en los mismos en este momento podría llegar a agravarse la situación”.
Con respecto al estado de las arroceras, además de la pérdida de superficie, se observa que “las sementeras no muestran buen desarrollo” y queda “varias chacras sin cerrar el surco, con un color muy pálido y las primeras panojas no son del todo buenas, aun en lotes que han estado bien fertilizados”.
Esto puede obedecer, explicó, a problemas en el riego “ya que no se logró una lámina constante” y también a “escapes de malezas y adelantamiento en el ciclo del cultivo por las mayores temperaturas”.
En muchos lotes, adelantó Ojeda, “se va a hacer un corte anticipado del agua por falta de la misma” por lo que ya se puede vaticinar “una merma en los rindes” que hasta el momento es prematuro estimar pero que “será importante”.
Otra variable a tener en cuenta para este cultivo, además de las precipitaciones, son las temperaturas en febrero, mes en el cual se va a definir la productividad, ya que el arroz “es muy susceptible a las bajas temperaturas en floración y más en un año con poca agua en las arroceras”, publicó EL DIARIO |
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