La furibunda sequía que soporta el norte patagónico sigue haciendo estragos. Durante 2008 en Chubut, el stock ovino se redujo de forma dramática: según datos oficiales el último año murieron 800.000 lanares aunque los productores consideran que la cifra supera el millón.
Como sea, la sequía no da tregua. Y el sector lanero, uno de los principales eslabones productivos de la provincia, está herido de gravedad.
La situación se repite en el territorio de Río Negro. Por eso, las federaciones laneras de ambas provincias trabajan en forma conjunta para que la asistencia de la Nación no se dilate más: solicitaron compensaciones por el pago de cargas sociales para poder mantener la mano de obra empleada y líneas de crédito de fomento, medidas que aún debe analizar el Congreso.
Además, insisten en la eliminación de las retenciones (10% a la lana sucia y 5% para la lavada), pero hasta ahora el pedido cayó en saco roto.
La muerte de 800.000 ovejas en Chubut significó una pérdida económica de entre ocho y diez millones de pesos en animales, graficaron productores. La profundidad de la crisis también se refleja en una producción que se redujo en cinco millones de kilos de lana.
"2008 fue uno de los años más complicados desde el punto de vista climático y económico. La mayoría de las explotaciones tiene pérdidas operativas. Si un productor promedio paga el sueldo de un empleado, las cargas sociales y la esquila, casi agotó sus ingresos anuales. Superar esta época nos va a demandar grandes sacrificios y muchos quedarán en el camino", dijo Ernesto Siguero, presidente de la Sociedad Rural del Valle del Chubut.
Es que a las consecuencias de la sequía se le agregó también el impacto negativo que tuvo en la producción lanera la dispersión de las cenizas del volcán Hudson, que entró en erupción.
No sólo bajó el precio de venta de la lana en el mercado externo sino también disminuyó el rinde por animal: de los cuatro kilos promedio que se obtenían por oveja, durante la última zafra no superaron los 2,5 kilos.
En un intento de aliviar el impacto de la ceniza sobre el agro, el gobierno provincial entregó $ 4 millones a los productores de las zonas más afectadas (los departamentos de Futaleufú, Languineo, Tehuelches y Cushamen). La ayuda significó un aporte de $ 10.500 para los ganaderos que tuvieran menos de 3000 ovejas. Se pretendía compensar los aportes previsionales que pagan por un peón, aunque el intento quedó trunco: el gobierno de Cristina Kirchner nunca giró su parte comprometida (otros $ 10.500 por productor, para llegar a los 21.000 que paga el empleador por cargas). |
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