El intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo, y la asamblea ambiental de esa ciudad denunciaron ayer la presencia de “un fuerte olor que venía desde la planta de Botnia” que causó “irritación en la garganta y hasta vómitos” entre los vecinos. Bahillo señaló que “esto ya no es una cuestión subjetiva porque toda la comunidad sintió el olor”.
La Subsecretaría de Salud y Medio Ambiente de la Municipalidad de Gualeguaychú convocó a todas las personas que percibieron el olor a presentarse ante la capitanía del puerto de la ciudad, donde se labraron cientos de actas durante todo el día, en las que quedaron registraron las experiencias de los vecinos afectados. El ambientalista Gustavo Rivollier explicó que “las actas están a cargo de Vigilancia Ambiental y luego serán elevadas a la Cancillería, que es la que tomará las medidas necesarias para poder aportarlas en el juicio que se está llevando a cabo ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya”. Rivollier además describió que “la ciudadanía está enojada y movilizada, incluso algunos fueron a los hospitales a buscar información. No hubo un solo barrio de Gualeguaychú donde no se hubiera sentido el olor”. Según las denuncias, el olor se sintió muy fuerte en toda la ciudad cerca de las once de la mañana y terminó casi una hora después, cuando el viento rotó de dirección. Un vecino describió el olor como “una mezcla fétida de ácido de batería con cloaca”.
La asamblea ambiental de Gualeguaychú, por su parte, convocó anoche a una asamblea abierta a orillas del río Uruguay, en el margen opuesto a las instalaciones de la pastera finlandesa Botnia, que está instalada en la ciudad vecina de Fray Bentos. Según el ambientalista José Pouler: “El objetivo es poder informar y concientizar a la población sobre estos acontecimientos”. Además, Pouler señaló que “nuestras advertencias se están concretando” y criticó al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, por “acusar al corte del puente de perjudicar a la industria turística cuando en realidad es al revés: es la contaminación la que aleja a los turistas de nuestra ciudad”.
Por su parte, la empresa Botnia emitió un breve comunicado en el que debió dar explicaciones por lo sucedido. Allí reconoció que las emanaciones se originaron en su planta de celulosa a raíz de “tareas de mantenimiento en una de las bombas de condensado”, pero minimizó los efectos que estos gases pueden tener en la población: “Para tranquilidad de la comunidad, dichos gases no afectan la salud de las personas ni el medio ambiente”, concluye.
En noviembre de 2007, seis niñas fraybentinas y su maestra sufrieron fuertes mareos a raíz de “un olor insoportable que quemaba la nariz”. En esa oportunidad, la empresa también reconoció su responsabilidad y adjudicó el episodio a “procesos de ajuste en la planta”.
Bibiloni envía técnicos a la zona
El mismo día de la denuncia de vecinos de Gualeguaychú sobre malos olores, el Gobierno nacional realizó una movida combinada: anunció el envío de técnicos de la Secretaría de Ambiente, que conduce Homero Bibiloni, a la zona, y difundió detalles del primer informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) sobre el estudio en el río Uruguay. En ese detalle técnico, se establece que “la concentración de dioxinas y otras sustancias están muy por debajo del límite admisible”. Las unidades de toxicidad equivalente (TEQ) relevadas en el informe indican que la cantidad de toxinas fue de 32 milésimas de miligramo por tonelada en el área del balneario entrerriano Ñandubayzal cuando la Organización Mundial de la Salud acepta 85
milésimas.
De todos modos, la secretaría de Bibiloni anunció el envío a Gualeguaychú de personal especializado de Control y Fiscalización para que, junto a las autoridades locales y provinciales, evalúen la situación.
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