Martín Piaggio está molesto e irritado. Su rol de funcionario de la intendencia no le impide mostrarse intransigente ante los argumentos de la pastera instalada en la ciudad uruguaya de Fray Bentos. Es el subsecretario de Salud de Gualeguaychú y sobre los olores que llegaron desde la planta el lunes, dice que es “un hecho de una magnitud como jamás se había dado” y “una nueva prueba que reafirma que Botnia contamina”.
Pese a esta certeza, elude hacer valoraciones respecto de los piquetes y exige “no confundir la metodología de los cortes, que es sólo una manera, con la lucha general que lleva adelante el pueblo de Gualeguaychú y con la presentación que realizará la Cancillería en el Tribunal de La Haya”.
Ayer, un día después de que la ciudad del carnaval amaneciera envuelta en un olor nauseabundo que emanaba de la papelera finlandesa, Página/12 habló con Piaggio sobre lo que dejó a su paso “ese aroma insoportable”.
De telón de fondo: la relación con los gobiernos nacional y provincial.
–¿Cuál es la situación en Gualeguaychú después de que se sintieran los malos olores?
–La situación en general no ha variado, pero sí el ánimo ha decaído por la magnitud del incidente de ayer (por el lunes), por más que estas cosas ya han pasado. Hemos tenido varios sucesos de este tipo, aparición de fuertes olores en partes de la ciudad, pero lo de ayer no tuvo comparación. Toda la ciudad se vio afectada. La calidad de vida se vio afectada tremendamente. Ayer como nunca. Lo comprueban la cantidad de denuncias recibidas por parte de los vecinos que ya son más de 1200.
–Los directivos de la pastera afirmaron que el aroma nauseabundo fue consecuencia de tareas de mantenimiento en una de las bombas de condensado y que no tiene consecuencias nocivas en el ambiente.
–Botnia siempre ha minimizado estas cuestiones, cada vez que hubo incidentes encontró razones distintas que no eran reales. “Esto es olor a coliflor que no daña la salud”, inventaron ahora, pero desde el vamos es ácido sulfúrico, contamina y no hay más vuelta que darle. A la par de los argumentos de Botnia, se dan otros como el del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) o la consultora Green Cross que realizan muestreos con total liviandad e irresponsabilidad negando la contaminación sin fundamentos sólidos.
–A partir de este hecho, ¿la postura de los ambientalistas puede volver a ganar terreno entre la opinión pública?
–Es indudable que lo que pasó es un impulso para que se recupere la intensidad y oxigenar la lucha, pero desde siempre todo Gualeguaychú tiene un compromiso con la defensa de nuestro medioambiente, de nuestra forma de vida. Este compromisno no ha variado porque nadie puede decir que Botnia no contamina. La contaminación es evidente y su escala de producción hace que sea inocultable. Lo que preocupa en la comunidad de Gualeguaychú es el largo plazo, porque nuestro ecosistema es muy frágil, no puede recibir un impacto de esa magnitud de una celulosa que es intrínsecamente contaminante.
–¿Esto podría moderar las críticas a los cortes de parte de los gobiernos nacional y provincial?
–Pienso que más allá de la metodología implementada, lo importante es que Gualeguaychú está unido, si bien siempre hay alguna disidencia lógica. Yo interpreto que mezclar la cuestión de fondo con una metodología desvirtúa todo. Eso es parte de una campaña mediática que se desató contra la lucha del pueblo de Gualeguaychú. Por otro lado, desde la intendencia sentimos un respaldo absoluto por parte del gobierno nacional como el de la provincia. Trabajamos mancomunadamente, en forma conjunta. La prueba del apoyo del gobierno nacional está en la presentación en La Haya donde se marcarán los dos puntos que reclamamos: la incorrecta posición de Botnia en el río Uruguay y la tentativa de contaminación. Además personal especializado de la Secretaría de Medio Ambiente junto con grupos de universidades nacionales de renombre están realizando todos los estudios pertinentes en la zona para probar que Botnia contamina.
La versión uruguaya
El gobierno uruguayo aseguró que los malos olores percibidos en Gualeguaychú por las emanaciones de gases de Botnia no tienen consecuencias sanitarias ni ambientales.
El ministro de Medio Ambiente uruguayo, Carlos Colace, dio la versión oficial sobre lo sucedido: “En una operación de mantenimiento de rutina se suscitó un error que generó una emanación de gas, percibiéndose mal olor. Este hecho no trajo ningún problema para la salud de las personas ni consecuencias al medio ambiente”, sostuvo.
La explicación fue coincidente con lo que los voceros de Botnia habían manifestado el lunes. La empresa argumentó que tuvo que hacer “tareas de mantenimiento en una de las bombas de condensado”, que una vez reparada y al volver a entrar en actividad generó el hedor.
Según la compañía, el mal olor no conllevó riesgos para la salud. |
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