Obsesionados con las elecciones, Cristina y Néstor Kirchner intentarán evitar el choque frontal con el campo mientras corra el reloj de cara a los comicios de octubre.
Ayer, el arco oficialista guardó silencio ante la última reunión de la Comisión de Enlace de las entidades agropecuarias, en una decisión que no fue casual: respondió a una orden expresa del matrimonio presidencial.
Néstor Kirchner es el hombre que monitorea desde la quinta de Olivos el nivel de adhesión de las bases agrarias a las posibles protestas. Se ilusiona. Les cuenta a sus allegados que con el decreto que declaró la emergencia por sequía logró "capitalizar" el problema y retomar la iniciativa, según contaron a LA NACION dos hombres que lo escucharon en las últimas horas.
La lectura que se hace en lo más alto del poder es que al campo ya no le quedan reclamos. Y que la Casa Rosada va contestando, con sus tiempos y sus modos, para quitarles argumentos a sus pedidos.
El matrimonio Kirchner cree que la estocada final la dio con la decisión de hacer gratuitas las cartas de porte, los documentos para el transporte de granos que antes manejaba la Federación Agraria y eran la base de sustentación económica de la entidad. "Fue un golpe de efecto que nadie esperaba", le dijo el ex presidente a uno de sus más fieles colaboradores.
Pero con la cercanía de las elecciones de octubre, ni Néstor ni Cristina quieren salir a pelear. "Si logramos que el campo entre en la sensatez, ya no será un problema", analizó una fuente de la Casa Rosada. Esa sensatez que esperan consiste en que no logren la adhesión suficiente para las próximas medidas de protesta.
La estrategia de los Kirchner es trabajar en varios frentes. Uno es el que llevó a cabo el director de la AFIP, Ricardo Echegaray, con la gratuidad en las cartas de porte y la prórroga impositiva por la emergencia por sequía. El otro eslabón de la cadena es el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que seguirá con su plan de entrega de alimentos y forrajes para paliar los efectos de la falta de agua. "Logramos que la sequía finalmente se transformara en una acción de gobierno", deslizó otra fuente oficial, despreocupada ante una nueva escalada de reclamos.
Con o sin ellos
Néstor Kirchner saca conclusiones. Les dijo a sus interlocutores que ni siquiera se escucharon en estos días las quejas de la dirigencia opositora. Su obsesión es ganar las próximas elecciones. ¿Con el campo o sin el? "Se puede trabajar con el resto de los sectores que ya saben que a los ruralistas se le caen los argumentos", se ríe desde Olivos el ex presidente, según lo escuchó un funcionario.
El matrimonio presidencial buscará reforzar el mensaje que ya dio Cristina Kirchner cuando anunció la declaración de emergencia: el campo es el único sector que tiene privilegios. Con ese argumento, la Casa Rosada buscará ganar la opinión pública después del duro revés que sufrió con las fallidas retenciones móviles.
De la baja de las alícuotas a la exportación de soja, por ahora, nadie habla. Ese es el mayor reclamo del campo. Pero para los Kirchner será la última carta por jugar. Néstor repite: todavía quedan ocho meses para las elecciones. Todo puede pasar.
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