Pese a la prolongada bajante del río Paraná, finalmente no se prorrogó la veda pesquera –que concluyó el sábado– y así, la depredación del río Paraná en los últimos años podría alcanzar niveles alarmantes.
Con la pesca artesanal casi inexistente por falta de especies, lo poco que hay en el cauce del río será atesorado por los acopiadores industriales.
La situación es insistentemente advertida por los pescadores y entidades ambientalistas, que observan con dramatismo que conforme pasan los años la fauna del Paraná tiende a desaparecer.
“Ahora apenas pescamos para vivir el día”, dijo a UNO Flavio Enriquez, de la Asociación Civil Pescadores de Bajada Grande. La realidad impacta en cada uno de los 2.400 entrerrianos que trabajan en el río.
Si bien todas las voces se alzan en que hubiese sido necesaria la prórroga de la veda –que evidentemente no logró su fin de preservar y recuperar el ecosistema– Enríquez y Mercedes Gauna, en diálogo con UNO, plantearon la necesidad de que el Estado declare la emergencia y sea un tema prioritario como la situación del campo.
“Hay una crisis pesquera desde la mortandad de armados –por posible contaminación– hace un par de años y no se pudo recuperar más. Hay especies que van desapareciendo”, graficó.
Los pescadores artesanales obtienen del río entre un 10% y un 20% de lo que obtenían años atrás. “Queremos que el intendente Halle y el gobernador Sergio Urribarri atiendan esta situación”, acotó, mientras aguardan que en el transcurso de la semana haya una reunión con el secretario de la Producción, Roberto Schunk.
La intención es definir acciones concretas tanto para las familias que viven de la pesca como para frenar una tendencia irreversible de depredación de la fauna.
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