En una nota publicada en este mismo espacio, titulada “El río Miriñay sin agua suma un nuevo alerta a la producción”, el licenciado Aníbal Parera describe con precisión la imagen del río Miriñay tal como se presenta en estos momentos, con una prosa cautivante, señalando un detalle que pasaría inadvertido al observador no especializado: “los bañados siempre húmedos del Miriñay son una reserva de pastos en épocas críticas. Pero hoy, hasta la humedad de los bañados está comprometida”. Y continúa: Me pregunto:¿es todo esto consecuencia única y directa de la sequía...?Analizo la hermenéutica del texto a partir de los dichos que luego registra como propios. Dice luego: “Consulté a algunos expertos (....) y también a los más viejos productores quienes jamás habían visto el río en estas condiciones”. Lo cual me deja una seria duda sobre la calidad de la información que dice haber recibido... Porque desde 1979, fecha en que se cerró la presa de Salto Grande, la única parte del Río Miriñay que no se “corta", es la que queda aguas abajo del puente sobre la ruta nacional 126, cuya cota de fondo bajo el puente, está en el orden de los 40 metros sobre el nivel del mar. De hecho, en los 63 años que tengo de vivencia permanente en Corrientes (vine en 1946) y habiendo desempeñado tareas afines al tema que nos ocupa, me consta que por lo menos siete veces he visto el Miriñay en situaciones muy parecidas a la actual, especialmente como funcionario de Vialidad Provincial. Para poner en evidencia una seria distorsión de la información que el autor, dice haber recibido de los “los más viejos productores” (que supongo serán arroceros), dice “las respuestas enfatizaron la existencia de no menos de cinco importantes bombas que extraen agua sobre el mismo río Miriñay, para regar unas cuantas miles de hectáreas de cultivos de arroz, lo cual en mi opinión...¡¡¡ la sequía no puede convertir en delito...!!!
Y continúa con una afirmación totalmente inexacta... “En pleno verano, el cultivo del arroz requiere crecer, florecer y generar el grano de arroz con una enorme demanda de agua, lo cual es exacto... pero que no se ajusta a la realidad, con que el opinante está culpando subliminalmente a los cultivares de arroz... Es obvio que el autor, no tiene la menor idea de la realidad de los hechos: ¡esa gran demanda de agua para regar el arroz, no es consumida, ni digerida, ni perdida de ninguna manera!
Sucede que el agua simplemente es “usada” para mantener el caudal en movimiento dentro del arrozal, porque si se estanca, el metano y los gases del proceso natural que genera dicha situación provocan el “vaneo del cultivo”...Esta es una condición biofísica del cultivo. Vale decir que el agua “vuelve al río de donde proviene”...porque para mantenerla en movimiento debe volver a la fuente...Y aunque parezca mentira, las pérdidas que sufre por causa de ese uso no alcanzan a la décima parte de lo que naturalmente se evapora del agua en los espejos naturales sin cobertura de un follaje que la proteja...! Y en el caso de las perforaciones profundas, esa agua se convierte en aporte al agua que recargan las napas freáticas...
El caso es que en realidad, de los esteros al norte del Río Miriñay, no desciende una gota de agua desde hace más de un año...Por la simple razón de que el agua que fluye viene de las napas freáticas obviamente agotadas por la falta de lluvias, fuente natural de las “recargas”...Y eso es suplido por el bombeo de pozos profundos, que es el único medio con que los arroceros se valen para continuar con su esfuerzo productivo, neutralizando los efectos de la sequía...
Este autor fue uno de los mentores de la Organización Vida Silvestre en la famosa denuncia contra Yacyretá, sobre la inundación del Iberá... que la misma naturaleza ha demostrado era y es falsa. Hoy apenas si escurre por el río Corriente un caudal menor a los 20 metros cúbicos por segundo, o sea un hilito de agua, cortado en varias partes con grave daño a las arroceras ubicadas a su vera...de manera que las falsedades literarias publicadas por la prensa internacional a la cual tuvo acceso el autor, han quedado finalmente desvirtuadas confirmándose con los hechos, que no hubo tal “trasvase del lago de Yacyretá al Iberá”.
*Ingeniero agrónomo. Experto en medio ambiente
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