Los cambios climáticos que se están dando en el mundo afectan a varias regiones, entre ellas América del Sur, donde la falta de lluvias causa una sequía muy peligrosa, que incidirá en la producción de alimentos, además de que origina la muerte de la fauna, sobre todo del ganado vacuno, lanar, caprino y porcino, porque el forraje disminuye y no hay con qué alimentarlos. Este problema no es nuevo en el país, porque en verano determinadas zonas son afectadas por la sequía, mientras que otras soportan intensas lluvias que causan riadas. Ahora debido a que no está lloviendo con la intensidad esperada, la sequía se extiende a gran parte del país, fenómeno que se siente tanto en el occidente como en el oriente, cuyos pobladores sostienen que de persistir esta situación, con seguridad la producción agrícola decaerá y disminuirá la cantidad de ganado. Por ello surgen reclamos y solicitudes de ayuda gubernamental para paliar los problemas ocasionados por la falta de agua para las actividades agrícolas, sobre todo de los pequeños agricultores, que son los más afectados porque no cuentan con suficientes recursos.
Parece que las autoridades, sobre todo del Ministerio de Agua y la Superintendencia encargada de los recursos básicos, ignoran que la falta de lluvias está dando lugar a que los niveles de almacenamiento de agua en las represas del territorio nacional estén descendiendo de manera peligrosa. En el caso del Departamento de La Paz merece mucha atención la represa de Incachaca, que es la más afectada, porque el volumen de líquido elemento contenido en la misma, está muy por debajo de lo que corresponde a diciembre, enero y febrero. En temporada de lluvias en años pasados se podía observar que las represas rebalsaban de agua, garantizando la dotación de agua potable para las ciudades de La Paz y El Alto, lo que no ocurre actualmente y causa preocupación porque los niveles son críticos. También es necesario reconocer que no todos los barrios y las familias se benefician con este servicio, porque no llega sobre todo a las nuevas urbanizaciones que son producto de la expansión demográfica.
La Organización Mundial de la Salud, en un informe sobre el agua en el mundo, da cuenta que cada día mueren 4.500 niños, menores de cinco años, por falta de agua potable y que existen en la Tierra 1.100 millones de personas que no tienen acceso al agua, a lo que se tiene que sumar unos 2.600 millones de habitantes que carecen de retretes, letrinas o algún tipo de canalización. Por ello las autoridades nacionales tienen que dotar de servicios básicos a todos los hogares y tomar conciencia de la importancia que tiene el agua para no hacer mal uso del líquido, porque la sequía está apareciendo en regiones donde antes no lo hacía, causando problemas difíciles de solucionar.
Los gobernantes ante el descenso de las aguas en las represas deben asumir medidas para prever el desabastecimiento del líquido elemento en los hogares bolivianos, porque no sólo afectará la alimentación y la salud de los seres vivos, sino que creará problemas como la menor generación de energía en las plantas hidroeléctricas que existen en el país. Por eso es importante realizar campañas destinadas a la preservación del agua y no permitir que se desperdicie entre el 50 y 80 por ciento del líquido potabilizado durante la fiesta del carnaval. Se tiene que prohibir que en algunas zonas de las ciudades se utilice el líquido elemento en juegos propios del pasado, cuando no existía conciencia sobre los daños que se está causando al medio ambiente.
También provoca desequilibrio ecológico la contaminación de los ríos en territorio nacional, por la explotación y la concentración de minerales. Se usa grandes volúmenes de agua en los ingenios mineros, los que después vierten ese líquido en arroyos y ríos que convergen en las cuencas hídricas, matando a la fauna y la flora propia de esas corrientes de agua. Si en anteriores gobiernos no se trataba de evitar esa contaminación ambiental, el actual Gobierno tampoco muestra interés en solucionar este problema que destruye el hábitat de muchas etnias asentadas en el territorio nacional. A ello se debe añadir el daño originado por los desechos sanitarios de los hospitales y clínicas, además de otras industrias que operan en Bolivia.
Existe el convencimiento de que por causa de los cambios climáticos las reservas acuíferas de Bolivia, sobre todo del occidente del país, tienden a secarse en un período de 20 años. Esta información es un alerta a las autoridades y a todos los bolivianos para proceder a la captación de nuevas fuentes, perforación de pozos y otras acciones, como las están realizando países vecinos. Mientras tanto es conveniente cuidar el agua e iniciar campañas de concientización sobre su importancia |
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