Aunque ya pasó poco menos de un año, en Villa Elisa lo recuerdan como si hubiese ocurrido ayer. Esa maldita tarde, José María dejó la camioneta en la esquina y enfiló hacia su casa, en medio del peligro, la angustia y la desesperación. El agua le llegaba a la cintura y seguía subiendo. Juntó coraje, pero sólo pudo avanzar hasta que el corazón dijo basta, y murió al ver cómo la inundación se llevaba todo aquello por lo que había luchado.
Fue el 28 de febrero de 2008 y más allá de ese doloroso episodio ocurrido en 27 entre 422 y 426, el agua golpeó a infinidad de familias en las localidades platenses de Tolosa, Ringuelet, Gonnet y City Bell. Casillas y chalets, profesionales y beneficiarios de los planes; todos sufrieron aquellas postales de los arroyos desbordados, los muebles flotando, los rescates heroicos y los automóviles arrastrados por la correntada. También padecieron las de las jornadas posteriores: manchas en las paredes, electrodomésticos en desuso, viviendas inhabitables, afecciones respiratorias, pérdidas cuantiosas y lesiones psicológicas a las que les faltó asistencia oficial.
La respuesta del Estado -municipal, provincial y nacional- no fue la que esperaban, y es por eso que a un año del desastre perdura el descontento, proliferan las cadenas de emails, y las dolorosas imágenes siguen subidas a la web.
La pregunta es si el dragado y la limpieza de canales (que los organismos del Estado difundieron con fotos de los funcionarios) alcanzarán para resistir un gran aguacero. Por lo pronto, hay vecinos que desconfían y sufren cada vez que se descarga una tormenta como la de anteanoche. Los argumentos son fundamentalmente dos: “Se siguió acumulando basura en los cursos de agua y no se encararon los estudios que habíamos reclamado”, acusó María Albornoz, miembro del Comité de Cuencas (ONG de Villa Elisa).
“La limpieza tiene que ser permanente”, dijo y agregó: “Hay muchos tramos que están sucios porque tiran basura” y la recolección es deficiente.
Rodríguez, Martín, Carnaval son nombres de arroyos que surcan el norte platense. Son nombres que preocupan frente a la inacción del intendente Pablo Bruera y de un puñado de concejales sobre los que Villa Elisa pregunta: ¿siguen de vacaciones? “Les pedimos un plan hidráulico serio en cuya elaboración intervengan expertos universitarios o de instituciones prestigiosas, pero aún no tenemos respuestas”, lamentó Albornoz y contó que en los próximos días realizarán una reunión para evaluar cómo será el reclamo a un año del desastre. “Tenemos miedo de que caiga una lluvia grande y volvamos a padecer lo mismo”, que ocurrió aquella vez en que Marco, un joven de 20 años, tuvo que arriesgar su vida para rescatar a dos niños que flotaban sobre una cama en una vivienda de City Bell.
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