La tormenta del lunes pasado dejó la misma cantidad de víctimas fatales que la pedrea del 2006 y las inundaciones del 2007 juntas. Fueron ocho las muertes, seis de ellas causadas por electrocución, producto de una conjunción previsiblemente peligrosa: el viento, que tiró árboles y cables, y la lluvia, poderosa conductora de la electricidad.
Aunque el Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies) hasta ayer contabilizaba siete personas fallecidas durante la tormenta o con posterioridad (pero por causas asociadas a ella), desde el Instituto Médico Legal ya contaban ocho. Se sabía de las muertes de dos jóvenes en la carpa evangélica de Sorrento y Provincias Unidas, la del operario de Cliba en Buenos Aires y Montevideo, otra de un hombre de 35 años en Juan José Paso y Banco Nación, y la quinta de otro hombre de 66 años, golpeado por ramas. De ellas, tres fueron por electrocución.
Pero entre el martes a la noche y ayer murieron tres personas más, todas electrocutadas. Según detalló el médico del Instituto Médico Legal, Daniel Cinalli, la morgue recibió los cuerpos de Pablo Natalio Hernández, de 58 años, y Pedro Gómez, de la misma edad. Los dos fallecieron electrocutados en sus casas, donde había entrado agua, al intentar abrir la heladera.
El tercer fallecido, de 19 años, fue Marcelo Matías Sánchez, sobre cuyo deceso hubo diferentes versiones. Mientras en la seccional 19ª relataron que pasada la medianoche el joven fue hallado por un móvil policial en Larrea y Ocampo, con la mano asida a un cable caído como si hubiera intentado despejarlo de la calle, en el Sies dijeron que el chico fue encontrado con signos de electrocución en su propia casa, de Ocampo 5111.
Lo cierto es que la ambulancia intentó trasladarlo rápidamente al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), pero Sánchez falleció en el camino. "Fueron todos casos vinculados de una manera u otra a la tormenta", afirmó Cinalli.
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