Ayer fue presentada, en conferencia de prensa y debate, un paquete de ideas para negociar Itaipú y Yacyretá. Se sale, por fin, el ámbito de los electricistas, para ingresar al campo de la estrategia política. Me congratulo porque este diario y yo hemos venido reclamando una cosa parecida, desde hace tiempo.
El padre de la idea específica es el Dr. Rubén Luces León, un médico paraguayo residente en Buenos Aires, que, por su profesión, completamente diferente a la del ingeniero electricista, tiene la mente abierta en la cuestión del diseño de una estrategia que se salga de lo tradicional.
Rubén Luces propone la utilización de los excedentes de energía en el país, para lograr el desarrollo económico paraguayo, pero concatenado con una serie de políticas que lo hagan factible e inmediatamente beneficioso, con un componente que lo haga indispensable para la Argentina, por lo menos. Se trata de una propuesta lúcida para reemplazar a los fracasos logrados por los electricistas.
Tratar de imponer algo al Brasil, con referencia al Tratado de Itaipú es una ilusión que conduce a vías muertas. Todo lo que promete Lula es humo de paja, puesto que el poder real en este asunto está en Itamaraty y, sobre todo, en las poderosas uniones de empresarios brasileños. Lula es simplemente un vocero, que no se saldrá un centímetro de la vía que le tracen estas instituciones. Si se tiene en cuenta que las elecciones brasileñas para el Senado han sido ganadas por José Sarney, se podrá concluir que la insistencia en la modificación del Tratado es un absurdo costoso. Por otra parte, la ridícula tesis que dice que un Tratado firmado por dictadores carece de valor, ataca la intangibilidad de los Tratados, que ha sido piedra angular de la política exterior paraguaya de todos los tiempos. Nadie admitirá que los Tratados puedan ser objeto de revisión a causa de sus firmantes, salvo que la tacha venga de la carencia de facultades para firmarlos. La estúpida tesis del “asesor” Toutsaint pondría en entredicho hasta el reconocimiento de la Independencia paraguaya, firmada por el dictador argentino Juan Manuel de Rosas.
El Brasil jamás admitirá la reprochabilidad de los Tratados por razón del tipo de gobierno existente, porque tambalearía hasta la propia existencia de la Rca. Federativa. La continuidad jurídica de los estados y sus responsabilidades es una doctrina universal, mucho más importante que un simple aumento de precios. Por lo visto el Canciller Paraguayo tampoco sabe eso.
Es de esperar que el Dr. Rubén Luces insista en la presentación pública de su idea y busque soporte parlamentario para convertirla en la doctrina nacional sobre energía.
Me atrevo a sugerirle que proponga la organización de un Ministerio de Energía y Desarrollo, que se encargue de estudiar las diferentes propuestas, redactar una propuesta nacional y encabezar las negociaciones que el caso requiera.
Lo cierto es que seguir con la estrategia de los electricistas será muy de izquierda, pero es un fracaso inocultable.
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