Podemos catalogar la sequía que afecta a nuestra provincia como la más profunda de lo vivido por todos los actuales productores agropecuarios bonaerenses, agravada porque no sólo abarca al territorio bonaerense, sino que está afectado todo nuestro país, con algunas pocas excepciones, tal cual lo podemos ver en los mapas del Servicio Meteorológico Nacional.
Esta generalización del meteoro afecta doblemente a la producción, ya que no se encuentran campos aptos para llevar haciendas a pastoreo ni tampoco reservas de forraje para comprar, ya que no se han podido realizar por el mismo motivo de que no hay pasto; vale decir, la sequía.
En la ganadería de cría, los efectos de la sequía van más allá del período de que se trate, ya que se ve afectado el ternero que ya está al pié de la madre, así como también el servicio que será la próxima parición a partir de los meses de junio en adelante, ya que las vacas que pierden estado por la falta de forraje permanecen con ausencia de celo para preservar su vida, pues no tienen alimento, no ya para ellas, sino para gestar el ternero. Esta situación hace que los efectos sean posteriores a la sequía por todo otro ciclo productivo.
En la ganadería lechera, los efectos son similares, pero con pérdida de producción actual; es decir, producen menos leche, ya que la alimentación se ve resentida por falta de pasturas y, además, con la crisis de precios no hay posibilidad de reforzar la ración con concentrados y volumen necesario para la digestión correcta que necesita el vacuno.
Efectos futuros también lo son la falta de celo y la no realización de reservas forrajeras que afectarán las producciones futuras y la pérdida de pasturas permanentes por efecto de la falta de agua.
En la producción de granos, ya hemos visto el impacto en la producción de trigo y cebada, con una caída de los rendimientos importante, además de una reducción en las áreas sembradas por la afectación económica de la falta de precios del cereal, castigado desde hace ya dos años. Las sementeras de esta época --maíz, soja y girasol-- están también con grave afectación, con pérdidas ya de un 50% en sus rindes, pero con perspectivas de que, si no llueve más de 80 milímetros en estos días, las pérdidas se acumularán con la perspectiva de ser totales.
Quizás la soja tenga más posibilidades de mantener algún rendimiento con rentabilidad por su floración de un período más largo, pero igualmente con pérdidas importantes en la soja de primera y mejor panorama en la de segunda. Queremos ser realistas. Sin perder la esperanza de alguna recuperación en el futuro, las posibilidades de mejoramiento son escasas. Sólo serán menos malas.
Por lo expuesto, y dada por una parte los perjuicios generalizados en todas las actividades agropecuarias, y la generalización de la sequía en todo el territorio provincial y también del país, creemos que dentro del marco legal de la ley 10390 de Emergencia Agropecuaria se deben tomar resoluciones generales con la rapidez que una catástrofe como la descripta merece, en salvaguarda de los intereses de la provincia y de los productores agropecuarios.
Son necesarias medidas extraordinarias para situaciones también extraordinarias, como la sequía de la que hablamos, calificada por los expertos en meteorología como la más grave de los últimos cien años. Quien escribe no llegó a esa edad para atestiguarlo, pero no recuerda haber padecido una situación similar en toda su vida --más allá de si llovió 500 o 650 mm--. La situación de los campos se ve seriamente comprometida, ya que todo el año 2008 fue seco y con condiciones económicas dificultosas, para utilizar un calificativo suave que no enoje a algunos funcionarios, quienes son los que después nos tienen que firmar las ayudas que necesitamos.
Dichas ayudas son las que necesitamos en el campo para no vender nuestras vacas para faena, o dejar campos sin laboreo por falta de capital de trabajo. Esa es la ayuda que precisamos; dineros para comprar forrajes y no vender vientres productivos; para resembrar las pasturas perdidas por la sequía; para sembrar la próxima temporada los cereales u oleaginosas. En fin, para mantener el aparato productivo en pie y, en cuanto se normalicen las lluvias, empezar a trabajar inmediatamente para nosotros y para el país.
Eduardo Althabe , autor de este comentario, fue ministro de Asuntos Agrarios bonaerense: es secretario de la Sociedad Rural de San Vicente.
El campo es un socio estratégico, afirma el MPA
Con la firma de su presidente, el ex ministro bonaerense Carlos Brown, el Movimiento Productivo Argentino manifestó su "total disconformidad" con el tenor y alcance de las medidas recientemente anunciadas por el gobierno nacional.
"Informes preliminares --afirmó-- anticipan importantísimas pérdidas en los principales cultivos para la campaña 2008/9 respecto de la campaña récord anterior (95 millones de toneladas), con una merma en la producción cercana al 30%, si bien en gran medida debido al fenómeno de la sequía, también atribuible al fuerte desincentivo a la producción provocado por el sistemático hostigamiento del gobierno nacional al sector durante los últimos años".
En cuanto a la ganadería, indicó que diversas fuentes sectoriales revelan la merma de cerca de 1,5 millones de cabezas de ganado bovino y una caída en la producción de terneros del orden de los 500 mil animales.
"Una pérdida de esta extraordinaria magnitud, con altísimo impacto en nuestras economías regionales a lo largo y ancho del país, que tiende a agravarse de persistir las condiciones imperantes, no puede paliarse sólo con promesas de diferimientos impositivos --que, además, devengarían intereses-- o remitiendo a una normativa obsoleta en materia de emergencia agropecuaria --sin financiamiento específico--, sometiendo al productor a interminables instancias burocráticas, en la gran mayoría de los casos, infructuosas".
Agregó que el gobierno nacional "debería asumir la enorme responsabilidad institucional que le cabe, dejando de lado su retórica revanchista con el sector y motorizar los consensos necesarios para la urgente adopción de medidas efectivas, no sólo para mitigar los devastadores efectos de la sequía sobre el corriente ciclo productivo, sino también para encarar los próximos. Y, fundamentalmente, para definir un plan estratégico para el desarrollo de la actividad agropecuaria que nuestro país necesita y que, mientras el mundo más y a mejores precios demandó y demanda nuestra producción, nos damos el irresponsable lujo de no tener".
"Atendida la situación de emergencia derivada de la inusitada sequía --señaló--, deberíamos transparentar urgentemente la comercialización de las cadenas cárnica, láctea y de granos; normalizar las exportaciones intervenidas por la Oncca; implementar un plan de desarrollo ganadero y lechero serio; revisar la política de retenciones, insostenible en los niveles actuales; entre otras tantas cuestiones pendientes".
"Resulta imprescindible --reclamó el MPA-- que el gobierno nacional deje de percibir al sector agropecuario como un oponente al que debe someter a cualquier costo, para pasar a percibirlo como lo que en realidad es: un socio estratégico insustituible para el desarrollo integral de la Nación".
Previsiones en San Luis
San Luis también trabaja para conjurar los riesgos de la falta de precipitaciones. El gobierno provincial anunció un Plan Maestro del Agua, a los efectos de determinar cuencas hidrológicas de futuro aprovechamiento.
El estudio contempla la construcción de presas de embalse para duplicar las reservas de agua. Se anticipó el propósito de erigir 17 embalses que se agregarán a los doce existentes.
En las 600.000 hectáreas de la sierras de San Luis nacen los principales ríos que abastecen de agua potable a las ciudades y pueblos y cubren necesidades del agro.
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