Estaba acostumbrada a tener agua cuando la deseaba, pero hace dos meses tuvo que salir a pedirla a sus vecinos y a comprar agua mineral. Hasta que Beatriz Pérez, de 45 años y empleada, se cansó, y terminó comprándose un bombeador que hizo instalar en su patio de su casa en la ciudad bonaerense de Dolores. "Tengo que andar poniéndole lavandina, pero al menos nos podemos bañar o usar el agua para lavar los platos", contó a Clarín. Ella es una de las muchísimas argentinas y argentinos que ya están sufriendo los efectos de la sequía en las ciudades.
Desde hace más de un año, las lluvias empezaron a faltar en la franja que va desde el centro-este al noreste del país, incluyendo a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Formosa, Entre Ríos, y Corrientes. Se produjo un desastre ambiental en el sector rural, que mató a muchas cabezas de ganado e hizo perder cosechas y millones de dólares, por lo cual se declaró la emergencia agropecuaria. Esta sequía es la mayor en 50 años.
"La falta de lluvia hace que las capas subterráneas contengan un 20% menos de agua, y se empieza a restringir la oferta natural de agua potable en las ciudades", explicó el investigador del Conicet y de la Universidad de La Plata, Mario Hernández. En varias ciudades, la gente sufre la interrupción del servicio de agua por momentos, tiene que cerrar puertas y ventanas por la enorme cantidad de polvo que hay en la calle, y hasta salir a regar a los árboles para que no se mueran.
Como ocurrió en La Plata, donde se había forestado en setiembre pasado, pero el 70% de los árboles ya se secó. Entonces, por consejo de los profesores de ciencias agrarias de la universidad pública, los vecinos empezaron a regar diariamente a los árboles que quedan.
En el Ministerio de Salud de la Nación, temen que la falta de lluvias lleve al aumento del consumo de agua poco segura. "Activamos la vigilancia porque la sequía puede aumentar el riesgo de diarreas, meningitis e infecciones respiratorias", dijo el director nacional de prevención de enfermedades y riesgos, Hugo Fernández. "Cuando llueve menos, la contaminación de las aguas puede ser mayor", agregó Dora Goniadzky, del Instituto Nacional del Agua.
En la provincia de Buenos Aires, la sequía se hace sentir a su manera. Este verano aumentaron 30% los incendios en baldíos y parques de La Plata, Balcarce, Necochea y Mar del Plata, según la Policía bonaerense. En San Pedro, no alcanza el agua para regar las calles de tierra y los vecinos se acostumbraron a cerrar sus viviendas para que no entre el polvo. En tanto, en Merlo, General Belgrano, Las Flores, y en General Paz, entre otras localidades, se han generado problemas en el acceso al agua potable. En Tapalqué, la comuna pidió control a la hora de lavar autos y llenar piletas.
"El panorama es desolador", dijo a Clarín el intendente de Dolores, Camilo Etchevarren. Está preocupado por las pérdidas agropecuarias, pero también por la situación en la ciudad. Allí estaban por inaugurar una planta purificadora que iba a ser abastecida con el agua de un canal. Pero el canal se secó... El servicio de agua se interrumpe una y otra vez.
Los habitantes de Villa Ventana, en el partido de Tornquist, en el suroeste bonaerense, estuvieron desesperados. El 19 de enero, organizaron el "bidonazo" para reclamar a las autoridades por agua. Por ahora, consiguieron que les dieran bidones y botellas en la delegación municipal y que varios camiones lleguen con agua para alimentar los depósitos locales. Sólo tienen una hora de agua por día en sus casas.
En el norte de la provincia de Santa Fe, los vecinos de Ceres enfrentan problemas en los tanques comunitarios barriales. Reciben agua de camiones cisterna enviados por el gobierno provincial. En el Chaco, 30 localidades tienen problemas para abastecerse con agua, según Gustavo Martínez, presidente de la empresa estatal de agua provincial. Y en Villaguay, Entre Ríos, donde están en plena época de carnaval, la sequía dañó la red de agua urbana.
¿Seguirán los problemas por la sequía? "Lo peor ya pasó", contestó el meteorólogo Matías Bertolotti, director de E-Met, creada en el ámbito de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Según el especialista, se combinaron varios factores que llevaron a que la lluvia sea escasa (algo que hizo que este verano no se vean muchos mosquitos). "Lo poco que llovió se distribuyó muy irregularmente".
INFORME: AGENCIAS LA PLATA, ENTRE RIOS Y SANTA FE.
Ante un déficit de lluvias
"A partir de abril, la falta de lluvia se atenuaría", dijo a Clarín el director del Servicio Meteorológico Nacional, Héctor Ciappesoni. El organismo que lidera hizo un informe con el Instituto Nacional del Agua, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y la Facultad de Agronomía (UBA), entre otros.
"Se prevé para el trimestre febrero-abril 2009 que las precipitaciones, en la región húmeda y semi-húmeda Argentina, sean inferiores a las normales o normales, manteniéndose así la tendencia de déficits en la región", escribieron en el informe.
Durante los meses pasados, las lluvias se redujeron entre 40 y 60%, respecto de los valores normales. Las zonas más afectadas fueron Entre Ríos, el centro-norte de Santa Fe, el oeste de Corrientes y el noroeste de Buenos Aires. Las ciudades de Dolores, Las Flores, La Plata, Concordia, y Punta Indio encabezan el ranking de los lugares con menos lluvias, respecto de valores normales (considerados en promedio entre 1961 y el año pasado).
Agua que no has de beber, guárdala
Eduardo San Pedro - esanpedro@clarin.com
Poco a poco, como en un goteo, el tema del agua fue cobrando protagonismo en los medios de difusión. Con el cambio climático vinieron las sequías, que no sólo afectan a la Argentina. Y a raíz de la falta del líquido, que tiende a hacerse crónica, los augurios -no necesariamente apocalípticos- en el sentido de que en un futuro quizá no muy lejano las guerras ya no serán por el petróleo sino por el agua. Aquí, ya hubo intentos de exportarla del Río de la Plata al Caribe en viejos barcos que transportaban combustibles. Las ciudades comienzan ahora a sentir su ausencia y se multiplican temores a epidemias e incendios. Como en tantas otras cosas, parece valorarse la presencia de algo esencial sólo cuando falta.
Según algunos expertos, la culpa la tiene el fenómeno climático "La Niña"
Las causas de la sequía en la Argentina aún no son del todo claras. Para el Servicio Meteorológico Nacional, sería una consecuencia de un fenómeno que ocurre muy lejos del país: La Niña, que consiste en el enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico a nivel ecuatorial y repercute en varias zonas del planeta. En la Argentina, "provoca la falta de lluvia en las regiones pampeana y noreste de la Argentina, durante la primavera y gran parte del verano", según Graciela Magrin, investigadora del INTA. Sin embargo, no hay un consenso total entre los expertos.
Desde la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos, la meteoróloga Eugenia Kalnay, contó a Clarín que "todavía no está claro si la sequía se debe a La Niña". Hay también sequías en Brasil y en el Africa central. "Tengo la hipótesis de que las lluvias que aumentaron desde los años 60 hasta hace poco, se debieron al aumento del vapor del río Amazonas hacia la Argentina. Con mis colegas argentinos Mario Núñez Hugo Berbery, y Hector Ciappesoni, pensamos hacer un estudio". Si la hipótesis se confirma, "se esperaría que la sequía se termine. Eso ocurriría por el aumento de la temperatura de los océanos tropicales, debido al cambio del clima, que continuará".
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