El pueblo de Stroeder, en el partido bonaerense de Patagones, es un caso emblemático del deterioro ambiental y de la falta de salida laboral que se pierde en la desocupación y en la sequía que mata las vacas y, tal vez, el futuro.
Se trata de un pueblo que se originó en 1913, fue habitado por alemanes del Volga, españoles e italianos, que intervinieron en la explotación de casi un millón de hectáreas de tierras vírgenes.
Hoy, de acuerdo con el testimonio recopilado por el grupo Conciencia Interior, en Stroeder la gente se va y los negocios cierran. “No hay trabajo y no hay futuro”, coincidieron.
“Stroeder es una localidad que necesita industrias para dar mano de obra. Patagones y Bahía Blanca han captado toda la mano de obra de aquí. Hay una planta de alimentos balanceados” que se ve “cuando entrás al pueblo” y que “hace 4 años está cerrada”, explicó el productor Alejandro Grazioli, de 42 años.
Gabriel Ferrari, un veterinario e hijo de productores rurales, admitió que cuando piensa en el futuro llora “sin consuelo” porque hace cinco años que volvió de Caleta Olivia, Santa Cruz, y en un futuro tenga que pensar en irse nuevamente.
“Hace cinco años pudimos regresar y me ha ido bien no me quejo. Lo que me pone mal es pensar que tal vez tenga que irme otra vez de mi pueblo”, reflexionó.
La voz de la esperanza que se recuesta contra las dunas que invaden los antiguos campos de trigo la sintetizó Ferrari: “todos creemos acá que podemos salir. Existen en el mundo zonas mucho más marginales que la nuestra. Creo que con políticas, con decisión seria de los gobernantes, pero no un apoyo con un subsidio para poner dos luces, un apoyo en serio a futuro”.
“Hay que generar industrias. Por qué no podemos tener industrias textiles, viveros, fabricas de zapatos, chacinados. Tenemos aguas subterráneas, podemos generar alternativas. Hay zonas del mundo donde se han desarrollado en el desierto”, agregó.
Además, enfatizó: “Tenemos voluntad de trabajo no necesitamos subsidios. Stroeder tiene una sucursal en Ushuaia, debe haber mas de 50 0 60 personas de aquí viviendo en Ushuaia, también en Patagones y Villalonga”.
Para este veterinario “si todos se apoyan en un proyecto común podemos salir adelante.”
En Stroeder, hace cuatro años que no hay cosechas, a pesar de las siembras, y está ubicado en una zona donde las líneas de lluvias (isohietas) se corrieron.
Rosa Geuna tiene 57 años: “Nací en el campo, estudié y como me casé con un productor volví al campo”.
Madre de siete hijos, Geuna reconoció: “El campo no es algo que produce inmediatamente. Tiene su tiempo y además de la lluvia necesitamos una política a largo plazo”.
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