Todo indica que habrá que acostumbrarse. Los fenómenos meteorológicos extremos, como la fuerte tormenta que se desató sobre la ciudad y la región el pasado lunes, se repetirán en el futuro de acuerdo con las evaluaciones de los expertos. Ya no se tratarán de algo excepcional, que escape a los parámetros de lo esperable, sino de una posibilidad concreta para la cual habrá que estar bien preparados. Objetivo para cuya concreción todavía falta.
Las consecuencias del meteoro fueron gravosas para Rosario. A las cuatro víctimas fatales hay que sumarles los numerosos árboles caídos, los prolongados cortes de energía y la enorme acumulación de residuos, con el consecuente peligro sanitario para la población.
El que no se haya lanzado el correspondiente alerta meteorológico no contribuyó a una adecuada reacción: en estas situaciones las advertencias a tiempo son cruciales. Una circunstancia fortuita –un rayo que dañó un radar– impidió que fuera emitido. Habrá que trabajar para que tal eventualidad no se repita.
Pero lo que queda claro es que, más allá de la evaluación inicial realizada por el intendente y de quienes intentan obtener rédito político del drama social, hay que mejorar para enfrentar emergencias como la que se vivió el lunes. El justificado sentimiento de la población es que buena parte de los sufrimientos padecidos pudo evitarse si se toman los recaudos necesarios. Habrá que tomar nota y ponerse a trabajar de inmediato.
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