El Dique de Ullum dejó de ser el punto de encuentro para los amantes del verano. Hay escasez de agua y está prohibido bañarse. Los responsables de los clubes aseguran que se están quedando sin gente, ya que los turistas se van del lugar antes de tiempo y muy enojados. En este marco, los concesionarios sostienen que es la peor temporada que recuerdan.
Desde enero pasado comenzó a registrarse una baja en el nivel de agua en el Dique de Ullum, situación que ha afectado a todos los clubes por igual. Actualmente casi no tienen concurrencia porque el ingreso al agua está prohibido y las playas no están en las mejores condiciones. Las mismas han avanzado hasta 100 metros aguas adentro, dejando al descubierto una zona altamente peligrosa por el barro y las piedras.
"Tenía dos guardavidas pero sólo estaban para decirle a la gente por dónde tenía que andar para no meterse en el barro podrido o quedarse enterrado hasta las rodillas -explicó Silvia Arias, concesionaria de La Terraza-. Les dije que se fueran a trabajar a una pileta, donde iban a poder poner en práctica su profesión y ganar más plata. Tuve que recortar gastos por la falta de visitantes".
Arias sostuvo que en lo que va de febrero perdió un 90 por ciento de concurrencia. Y que ella misma es la encargada, muchas veces, de decirle a la gente que se vaya. Contó que cuando concurre una familia completa, les aconseja que se vayan a una pileta donde los niños puedan disfrutar de zambullirse en el agua.
A Raúl Santori, concesionario del club Bosque del Dique, le sucede algo parecido. Pero con el agravante de que, muchas veces, tiene que devolverle a la gente la plata cobrada con anticipación. "Llegan turistas de varias provincias con carpa o casa rodante para acampar en el club por siete u ocho días -contó-. Pero al segundo día ya se van porque vienen para bañarse en el dique y no pueden. Se van enojados a pesar de que se les devuelve la plata de los días de campamento que pagaron y que no usarán".
Santori dijo que podría salvar la temporada con la pileta que tiene el club, pero que no está habilitada. Sostuvo que para la habilitación, el Ministerio de Salud Pública exige, a todos los concesionarios por igual, un guardavidas para el natatorio (además del exigido para la playa) y una ambulancia dentro del predio, "requisitos que no se pueden cumplir por cuestiones económicas".
En el Palmar del Lago, en cambio, la pileta está funcionando a full. Aunque a veces su capacidad se ve sobrepasada. El concesionario de este complejo, Carlos Rodríguez, sostuvo que esto no ha generado problemas porque la gente aprovecha para caminar por el lugar hasta que el natatorio se desocupa un poco.
Según dijeron los concesionarios, desde la Dirección de Recursos Energéticos, dependiente del Ministerio de Infraestructura y Tecnología, se les envió a cada uno de ellos una notificación (decreto 09) en la que se les comunicaba que debían levantar el boyado y colocar carteles que indicaran que el ingreso al agua estaba prohibido por cuestiones de seguridad. Y que el nivel del agua iba a seguir descendiendo hasta fines de febrero.
Frente a esta panorama poco alentador, algunos concesionarios de los complejos en el dique decidieron explotar las actividades en tierra firme. En Costa Magna, por ejemplo, los visitantes pueden pasar el día jugando al vóley playero, montando el toro mecánico o aprendiendo a bailar salsa. "No recuerdo un verano con tan poca agua en el dique como este -afirmó Enrique Daroni desde el club-. La playa aquí ahora tiene 100 metros más que en el 2008. Pero se trata de una zona donde el barro actúa como sopapa y no se puede transitar".
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