Nunca han resultado efectiva la conmemoración de "días mundiales" en el terreno ambiental. Por la sencilla razón de que en la lógica del funcionamiento de los ecosistemas y los ciclos naturales la realidad no se puede fragmentar, como solemos hacerlo las personas en nuestra mente.
De hecho, la concentración de esfuerzos en el entorno de una día determinado del calendario suele generar un impacto mediático importante, pero que rápidamente desaparece por el resto del año.
El 2 de febrero se recordó el "Día Mundial de los Humedales". Aunque se trata de un tema clave para la humanidad, resulta curiosa la poca conciencia de ello que se tiene.
Aún persiste la idea profundamente equivocada de que los humedales son tierras de baja calidad y sin valor, producto del desconocimiento de como funcionan los ecosistemas, los servicios ambientales y los ciclos hidrológicos.
Los humedales incluyen diversos ambientes caracterizados por una generosa presencia de agua, casi siempre dulce pero también salobre y salada.
En nuestro país los más visibles son los bañados y esteros. Su presencia muy significativa está en el este del territorio nacional, sin olvidarnos de Esteros de Farrapos (Río Negro), la flamante segunda área protegida incorporada al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Importa recordar que cuando hablamos de humedales, además de referirnos a los bañados también incluimos los ríos, arroyos y lagunas vinculados a ellos.
Queda claro que la presencia de un humedal en una región determinada tiene una vinculación directa e indisoluble con su sistema hidrológico. Su dinámica forma parte del comportamiento de las aguas superficiales y subterráneas de la zona. Por lo tanto, no es necesario ser muy listo para comprender el papel crucial que cumplen los humedales en la conservación del agua. Cualquier modificación o alteración que provoquemos en ellos afectará el comportamiento hídrico de la zona; a veces de manera imperceptible, a veces con altos impactos negativos. La experiencia nacional de los años setenta en materia de desecación de bañados resultó muy negativa, tanto en Bañados del Este como en Bañados de Carrasco.
Hoy enfrentamos con suma preocupación los crecientes efectos del calentamiento global, manifestados entre otras formas, a través de la aparición de sequías e inundaciones más extremas e inesperadas que antes.
Esta realidad obliga a ser mucho más cauteloso a la hora de gestionar ambientes tan sensibles como los humedales. El margen de error se achica cada vez más.
La globalidad de los ecosistemas muchas veces supera nuestra capacidad de razonamiento.
Los bañados, pantanos, marismas, pastizales húmedos y lagunas de nuestro país, conforman ecosistemas de alta productividad. Cuentan con una muy rica diversidad biológica. Brindan una gana enorme de servicios y beneficios directos como la pesca, el control de las inundaciones, la protección de las líneas costeras, la purificación del agua, el suministro de otros alimentos y materiales diversos para la construcción, etc.
El respeto y la protección de los humedales deben ser motivo de una toma de conciencia colectiva que va mucho más allá de hablar sobre la importancia de un día al año. |
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