El sur de la Florida, donde millones de dueños de casa están limitados a regar sus jardines dos veces por semana, está utilizando actualmente mucho menos agua.
La disminución se deriva en gran medida de las severas restricciones establecidas por el Distrito de Acueductos del sur de la Florida, que podrían ser permanentes a partir de hoy, así como de una economía en recesión que ha vaciado hoteles y casas, además de poner un freno a la construcción.
La reducidas necesidades suburbanas han relajado la presión sobre los Everglades y el Lago Okeechobee, y han provisto un inesperado alivio financiero para el mayor usuario del estado: el condado de Miami-Dade.
Pero, para algunos condados, conservar agua les está costando más a sus clientes. El Southeast Florida Utility Council piensa pedirle hoy al distrito que abandone las restricciones permanentes al agua, alegando que, en realidad, las rebajas no conservan agua y están afectando económicamente a la gente.
En el condado de Miami-Dade, que afrontó una severa escasez hace sólo dos años, el uso de agua ha disminuido 10 por ciento, lo suficiente para que el condado haya suspendido la perforación de nuevos pozos profundos, valorada en $20 millones. El condado también está reflexionando si se pudieran demorar, disminuir o abandonar otros proyectos de un plan de $1,600 millones para desarrollar nuevas fuentes acuíferas.
''A largo plazo, va a ser menos costoso para todos si no tenemos que construir tantos sistemas de suministro de agua en el futuro'', dijo Doug Yoder, director adjunto del Departamento de Acueductos y Alcantarillado de Miami-Dade.
Pero la conservación pudiera implicar un mayor costo para algunos condados, incluyendo a Broward, y las empresas de servicios públicos han advertido que se verán obligadas a subir los precios para cubrir las pérdidas de ingresos producto de las constantes disminuciones. Según las cifras del distrito, las empresas de servicio público de Broward bombearon 17 por ciento menos de agua y Palm Beach nada menos que 24 por ciento menos en el último año.
El Utility Council alega que extender las restricciones pudiera costarles hasta $93 millones anuales a los clientes de los 16 condados del distrito, la mayor parte del costo relacionado con el esperado aumento en las tasas.
''Cuando uno recurre a un instrumento como éste, uno crea una gran cantidad de consecuencias indeseadas'', dijo Edward de la Parte, un abogado del consejo, que incluye a 35 grandes empresas de servicios públicos que comprenden desde el condado de Martin hasta el de Monroe.
Convertir las restricciones de sequía en una política permanente ha demostrado ser complejo y controversial. El objetivo fundamental, dijo el director ejecutivo adjunto del consejo, Chip Merriam, es proteger los Everglades, el Lago Okechobee y otros sistemas de las crisis causadas por décadas de sequías y aumento del consumo.
''Tenemos que encontrar nuevas formas de proteger nuestros recursos potables'', afirmó.
Pero Rim Bishop, director ejecutivo de la Seacoast Utility Authority en el condado de North Palm Beach, alega que las restricciones penalizan a muchos de sus 100,000 clientes sin ahorrar ni una sola gota de agua.
Seacoast y otras empresas similares al norte de Riviera Beach no se apoyan en el agua del lago para recargar sus pozos, como lo hacen Miami-Dade y Broward, dijo Bishop, y el agua ahorrada en lagos y canales al limitar la irrigación simplemente se tira al mar a través de las compuertas de inundación.
''Cuando uno descarga tanta agua como la que nuestros clientes están usando, eso no es conservación'', dijo.
Una disminución de 15 por ciento en el uso le ha costado a Seacost los $250,000 mensuales que anteriormente recaudaba de acaudalados residentes que pagaban tasas más altas para irrigar sus espléndidos jardines, dijo. Para compensar el déficit, Seacost ha impuesto una sobrecarga: $5.40 por propietario típico. Fort Lauderdale y Hollywood han golpeado a los consumidores con cargos similares.
''Estamos apretando a la gente que menos puede soportarlo en tiempos económicos difíciles'', dijo Bishop.
El Distrito de Acueductos del sur de la Florida ha cambiado ligeramente la proposición de regar dos veces por semana para tomar en cuenta las preocupaciones de las empresas, los granjeros y los campos de golf. Ahora se puede usar sin ninguna limitación agua ''reclamada'', es decir, aguas albañales tratadas. La última proposición, que probablemente sea pospuesta, añade el atractivo de un tercer día de irrigación a las comunidades que se apoyen en agua tratada o ligeramente salina para, por lo menos, el 20 por ciento de su suministro.
La disminución de la demanda, dijo Merriam, muestra que las restricciones funcionan y el distrito cree que, a largo plazo, les van a ahorrar dinero a los consumidores porque las empresas de servicios públicos no van a tener que gastar millones en nueva tecnología.
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