“Cuando llueve no se puede entrar al barrio. Así que, por favor, nosotros le damos la ambulancia, pero usted comprométase a que cuando caiga una gota yo pueda venir a visitar a mi familia.” Con esas palabras, Diego Maradona exigió el 26 de diciembre al intendente de Lomas de Zamora, Jorge Rossi, que asfaltara las calles de su Villa Fiorito natal. En ese momento, el funcionario sonrió y estrechó al Diez en un abrazo sin dar precisiones sobre planes de obra. Mes y medio después, la lluvia volvió a inundar el asentamiento. Voceros de la comuna aseguran que hay obras en marcha, pero Crítica de la Argentina fue hasta el lugar y comprobó que esas obras no se ven.
“El agua entró a mi casa y mojó hasta la cama. Después de la visita de Diego, el intendente no volvió a aparecer”, relató a Crítica de la Argentina Victorino Flores, que vive en la villa con su esposa, dos hijos y seis nietos.
Marcelina Velázquez tiene 65 años y comparte la pieza con sus dos nietos, Maximiliano y Daniela. “Acá parece que no sirve la ayuda de Maradona ni la de nadie. Se me inundó toda la entrada de la casa y, cuando salí a mirar, se me hundió media pierna en el agua. No sé por qué no nos piden un poco de plata y asfaltan las calles”, sugirió la mujer, que dedica su día al cuidado de los chicos y a cocinar empanadas, milanesas y tortas fritas para vender.
Consultados por este diario, voceros del municipio aseguraron que están avanzando los arreglos: “Planeamos asfaltar 500 cuadras, de las cuales 200 se van a licitar la semana que viene y el resto antes de fin de año. Hay obras hídricas, como las del arroyo Unamuno y de El Rey, que tienen aliviadores donde desemboca el desagüe de los pluviales. Nuestro plazo de ejecución final es a comienzos del año que viene y el de AYSA, antes de 2011”, dijeron, y se jactaron: “Es la obra hídrica de ejecución más importante de Latinoamérica”.
Desocupado, con 31 años, Rafael Falcón hizo un reproche contundente: “A pesar de que estamos reclamando hace muchos años, no vemos que se estén haciendo arreglos. Sería lindo que asfaltaran. Esto está exactamente igual que cuando vino Diego. El intendente no hizo nada.” A Falcón no lo conmovió la protesta del técnico de la Selección: “Maradona tampoco hace nada por la villa. Viene a entregar juguetes para los nenes de vez en cuando pero se los dan gratis, él no los compra”, sostuvo.
“Cuando empieza a llover, los nenes se muestran con miedo a la inundación y rezan”, comentó Victorino Flores. Su vecina se sumó: “Cada vez que llueve en este lugar hay que decir: ‘Amén’”, sugirió Natividad Maceira, nacida hace 78 años en Paraná, Entre Ríos, pero arraigada en las tierras de Fiorito desde 1950. “Antes esto era hermoso: puro campo”, dijo, y arremetió contra las autoridades: “Nunca hicieron nada para arreglar nuestras calles. Acá hay mucho blablá pero Rossi nunca aparece. Al vago del intendente lo conozco así”, concluyó Natividad, mientras señalaba la palma de su mano.
Verónica Pérez tiene 28 años, cinco hijos y un marido llamado Ramón. Los siete viven con mil pesos por mes, en las buenas rachas en que Ramón consigue changas como albañil. Aunque los nenes están de vacaciones, el más grande, Cristian, tiene que asistir a clases de apoyo escolar. “Esta vez no lo llevé porque se inundó el frente de la casa y no podíamos salir, pero otras veces me sumerjo en el agua y lo traslado”, aseguró la mamá.
Sobre un puente de ramas que permite evitar el agua, José Luis González, de 10 años, invitó a sentarse a su amigo Brian Almirón, de 6, y remató: “A mí no me gusta jugar con la lluvia ni con los charcos que deja, pero Brian se tira como si fuera una pileta”.
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