"El trabajo es lento pero constante", precisó una fuente de Defensa Civil en uno de los centros donde los camiones descargan la ayuda que llega desde distintos organismos y localidades.
Con máquinas viales procuraban despejar las calles de lodo y unas 800 personas siguen evacuadas en dos escuelas, en la sede de Cáritas y en la Gendarmería, pero este número varía ya que muchas vuelven a sus hogares para custodiar lo poco que les quedó tras el alud, que dejó unos 10.000 damnificados en esa ciudad, 365 kilómetros al norte de la ciudad de Salta.
Defensa Civil, el Ejército, Bomberos y Gendarmería continúan la búsqueda de las dos mujeres que permanecen desaparecidas, las hermanas Rosa y Modesta Riveros, vistas por última vez cuando eran arrastradas por las desbordadas aguas del río Tartagal.
"No faltan alimentos ni medicamentos, hay una colaboración activa, hay camiones descargando permanentemente, sobre todo alimentos, ropa y colchones" que distribuye Gendarmería, explicó.
Pese a la llegada de ayuda de todo el país para mitigar la situación, muchos pobladores "viven una sensación de inseguridad ya que temen que les roben las pocas pertenencias que le quedaron en sus casas", aseguraron fuentes de Defensa Civil.
"No pude salvar nada, todo se perdió, mi dormitorio, el colchón, la cama, la ropa. Yo soy maestra y también perdí todo mi material de trabajo", dijo Marta Quispe.
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