Los reclamos planteados por vecinos de una zona de City Bell, próxima al arroyo Rodríguez a la altura de la calle 28 -en el sentido de que no disponen de redes de agua corriente, cloacales y de gas natural- resultan una buena síntesis de la insuficiencia de los servicios de infraestructura esenciales que aún padecen no pocos sectores densamente poblados de nuestra región.
De acuerdo a lo reflejado por una nota publicada recientemente en este diario, esos vecinos también aludieron a la necesidad de que se realicen tareas de zanjeos, para prevenir o al menos mitigar inundaciones que, como la que se registró en febrero pasado, afectaron gravemente al barrio. Además, mencionaron el problema que plantean las calles de tierra que, por recibir sucesivas capas de mejorado y así ganar altura, se convierten en virtuales terraplenes que, al llegar las lluvias o crecidas, impiden el paso de las aguas y agravan la situación.
Al detallar la antigua aspiración de poder contar con el servicio de agua corriente, explicaron que los bombeadores domiciliarios que disponen se abastecen en las primeras napas, alcanzadas por altos niveles de contaminación. Por otra parte, dijeron que tanto esas perforaciones como los pozos ciegos, absorben agua sucia en las inundaciones, algo que deriva en una multiplicación de focos contaminantes.
Está claro que tanto la Municipalidad como el gobierno provincial -en aquellos emprendimientos que correspondan a su órbita- deben redoblar esfuerzos para prestar una mayor y mejor atención, especialmente a las barriadas populosas que se extienden más allá del casco urbano.
En esas zonas subsisten grandes déficit en materia de infraestructura edilicia y urbana esencial para un nivel básico de calidad de vida. Desde hace muchos años los vecinos de muchas barriadas siguen esperando la concreción de obras -más de una vez prometidas- como el tendido de las redes de agua, cloacas y gas natural. Ello sin perjuicio de que los reclamos más perentorios de los vecinos apuntan a servicios públicos aún más elementales, como son los de limpieza y recolección de residuos, mantenimiento de calles y realización de zanjeos para viabilizar mejores desagües.
En realidad, como bien suelen señalar los habitantes de la periferia, menos no se puede pedir. Se reclaman prestaciones que forman parte de las más elementales tareas que deben prestar las administraciones, entre ellas las de una mínima transitabilidad en calles y veredas.
Pero sin perjuicio de que tales reclamos deberían ser atendidos de inmediato, aun si se cumpliera con tales requerimientos, persiste para los funcionarios responsables la obligación de encarar de una vez por todas el diagrama permanente de tendido de las redes de infraestructura de servicios que, como el agua, las cloacas y el gas natural, no pueden faltar en absoluto para garantizar la salubridad pública y los mínimos niveles de confort que la población merece.
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