La obra de arreglo, ubicada sobre la calle a la altura del hotel Brisas, está cercada con vallas de Obras Sanitarias y deja escapar un pequeño orificio por donde el agua sale hacia el cordón. Pero la parte más insólita es que en la esquina siguiente, sobre la misma vereda, un pozo con tapa de acero perteneciente a la empresa Telecom despide agua servida producto de una obstrucción o alguna filtración que ha llevado el caudal a esa dirección.
El agua, que brota a pesar de que la boca telefónica está correctamente tapada, despide un olor nauseabundo y ha invadido toda la vereda.
Pero el problema no termina ahí, sino que un caño que sale de la vereda al ras de la pared de la fachada en una casa ubicada sobre Bavio a unos metros de la esquina, despide el mismo tipo de agua cloacal que también invade la vereda de los vecinos del área y se extiende a lo largo de toda la cuadra.
Las roturas de esta zona tienen más de un mes y los reiterados reclamos vecinales no han lograr una solución concreta, ya que tanto Telecom como Obras Sanitarias aseguran que no son responsables del problema.
Mientras la empresa telefónica argumenta que su tarea es el correcto funcionamiento de las líneas de comunicación, Obras Sanitarias dice que no está autorizada a abrir la boca de cables desde donde sale el agua, por no pertenecer a su jurisdicción. Por lo tanto, el organismo municipal no puede verificar los daños ni detectar el problema.
En diálogo con EL DIARIO, una vecina afectada por tener el agua en la vereda de su casa destacó que no se ha recibido respuesta de ninguno de los dos organismos presuntamente involucrados en el problema.
El cronista de esta Hoja pudo comprobar tanto la formación de algas y hongos como así también el fuerte olor a agua servida que invadió una de las habitaciones de la casa de la vecina que brindó su testimonio. “Ahí tengo los impuestos nuevos para pagar, y si echo un balde a la vereda fuera de hora me hacen una multa. Pero mientras tanto este problema no se soluciona, no sabemos a quién llamar y nadie se hace cargo”.
POZO. Otro potencial riesgo inquieta a los vecinos desde que una mujer se esguinzara el tobillo por tropezar y hundir su pie en un pozo de 30 centímetros de diámetro ubicado en Santiago del Estero al 630, frente a uno de los laterales de la Escuela del Centenario.
El orificio, que parece insignificante, es en realidad una perforación de la gruesa capa asfáltica que soporta el peso de los autos. Al descubierto ha quedado el interior de la estructura que está debajo, donde hay un colchón de hojas, ramas y algunos residuos.
El agujero se ubica a una corta distancia de la vereda derecha y se ha producido justo a la altura de la salida de un garage, por lo que, de no repararse el problema, peligra también la salida y entrada de vehículos en ese sector que ni siquiera guarda una señalización que advierta a los peatones del peligro.
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