El bioquímico Carlos Goldaracena, integrante de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, dio a conocer los resultados de los análisis realizados por la Municipalidad de Gualeguaychú respecto de la mancha aparecida frente a Botnia el 5 de febrero. Dijo, según los estudios, que el río Uruguay “ese día se quedó sin oxígeno, es decir sin vida”, y reclamó precisiones a la Secretaría de Ambiente de la Nación.
Según el bioquímico, los análisis, realizados por el laboratorio de Obras Sanitarias Gualeguaychú, demuestran que el oxígeno disuelto “da cero”, lo que implica que en la mancha aparecida en el río Uruguay “la vida no existe”, porque si no hay oxígeno, todo lo que sea ser viviente (biota) no tiene vida.
En declaraciones a Radio Máxima, se preguntó a qué se debe la falta de oxígeno, y a modo de respuesta dijo que “las bacterias que hay en el agua utilizan el oxígeno para degradar, o sea oxidar y destruir, materia orgánica”. Esto significaría que no había oxígeno y que, por otro lado, había materia orgánica biodegradable.
Otro dato “preocupante” según el bioquímico es “la demanda altísima de oxígeno, lo que implica la presencia de materia orgánica biodegradable y materia orgánica no degradable, por lo tanto, en toda esa mancha no había oxígeno y había compuestos orgánicos que determinaron que esa demanda química de oxígeno sea sumamente elevada”.
“¿Qué compuestos orgánicos han determinado que esa demanda bioquímica sea tan elevada?”, cuestionó Carlos Goldaracena, al tiempo que agregó: “Eso es una mancha en al cual existen compuestos orgánicos que hay que investigar cuáles son”.
En cuanto a las algas, Goldaracena explicó que “las algas en general son fotosintéticas, de manera que producen oxígeno, pero cuando éstas mueren y caen al fondo, consumen oxígeno”, y agregó que para su criterio “esto sin duda es originado por la actividad bacteriana que ha consumido ese oxígeno al degradar materia orgánica”.
“En esa mancha se encontraba florecimiento algal”, dijo Goldaracena y en ese sentido expresó que “no se puede eludir la responsabilidad de Botnia porque al momento de instalarse sabía que el río Uruguay era un sistema acuático frágil que estaba saturado de fósforo y nitrógeno y que para evitar que la población algal se exacerbara, no había que tirar nitrógeno ni fósforo”. Sin embargo, según información proveniente de la fábrica, ésta arroja al río 600 kilos diarios de nitrógeno y 60 kilos diarios de fósforo.
“El florecimiento algal, aunque no en esa magnitud, ya fue visto en el río Uruguay, pero por primera vez aparece esa mancha blanca, y justo frente a Botnia”, observó Goldaracena.
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