En el libro “La Isla Misteriosa” de Julio Verne, el personaje principal Cyrus Smith pronunció una cita que todavía es recordada por los científicos alrededor del mundo.
“Algún día el agua nos servirá como combustible (…) El hidrógeno y el oxígeno que lo componen, utilizados solos o juntos, suministrarán una fuente inagotable de calor y luz (…) El agua es el carbón del futuro”.
Aunque Verne escribió esta novela en 1875, no es tan lejano pensar en el líquido vital como fuente de energía renovable, considerando que diversos estudios europeos alertan sobre el agotamiento del petróleo en el 2034, el gas natural en el 2042 y el carbón en el 2054, debido a que el 80% de la energía generada en el planeta se produce a través de la quema de combustibles fósiles.
“Las reservas de combustible fósiles y de uranio se van a agotar tarde o temprano. Sabiendo que las reservas no son eternas, nuestro país tiene que fijar una política energética de largo plazo como lo hacen en otros países”, advierte Humberto Gómez, académico del Instituto de Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
INVESTIGACION SE REALIZA EN LA CASA CENTRAL
Junto a sus estudiantes, el profesor realiza una serie de experimentos para obtener hidrógeno a partir del agua, lo que puede utilizarse como alternativa energética y aplicarse a los automóviles, que contaminan menos, pues sólo producen vapor de agua como efecto de la combustión.
El proceso que realizan en los laboratorios de la Católica de Valparaíso es simple y económico: en un recipiente se coloca agua con cierto grado de pureza y para que conduzca electricidad se le agrega una sustancia química.
Posteriormente, se introducen dos electrodos y uno se conecta por un circuito externo. Un fotoelectrodo recibe luz y produce hidrógeno, mientras que en el otro se genera oxígeno, separando las moléculas de H2O.
“En términos sencillos, se separa el hidrógeno y el oxígeno, a través de la luz obtenida por las fotoceldas. Acá hemos realizado el experimento a escala pequeña, obteniendo una pequeña cantidad de hidrógeno, pero este ejercicio puede replicarse de manera industrial y utilizarse como combustible para automóviles”, advirtió Gómez.
A nivel mundial, se está considerando seriamente la posibilidad de producir hidrógeno de manera electrónica o con fotoelectrólisis como lo hacen los estudiantes, lo que tiene la ventaja de utilizar la energía solar que es de fácil acceso y bajo costo.
La complejidad se centra en la construcción de varias celdas que ofrezcan una mayor eficiencia de conversión utilizando esta energía. Los más avanzados en la materia son los japoneses, que han adaptado automóviles que funcionan con hidrógeno proveniente del agua de mar.
EL AUTO DE HIDROGENO SE FABRICA
Según el profesor Gómez, el hidrógeno es el candidato más idóneo a la hora de buscar un reemplazo al petróleo. El agua es la fuente de hidrógeno más abundante sobre el planeta y es posible separar las moléculas de H2O con la utilización del sol, que en un año produce el equivalente a 10 mil veces nuestro consumo global de energía.
“En la actualidad se necesita reducir entre un 55% y un 85% la emisión de gas invernadero. El automóvil con hidrogeno no contamina. Solo produce vapor de agua. La temperatura de los gases del escape producen un poco de óxido nitroso, pero es mínimo en comparación con el CO2”, advierte.
En Alemania, la empresa Opel adaptó hace unos años el modelo Zafira con un motor eléctrico, alimentado por una célula de combustible que funciona con hidrógeno, que puede entregarse en estado gaseoso o líquido.
En 1994, Mercedes Benz probó su primer modelo que funciona con hidrógeno. Ford fabricó un automóvil con una potencia de 60 CV y Chevrolet comenzará el 2011 a producir el modelo Volt, de carácter híbrido.
Al respecto, el Instituto de Química tiene planes para generar una alianza con la Escuela de Mecánica de la PUCV para adaptar un auto antiguo y así probar su eficiencia con el hidrógeno.
|
|
|