Todos los años, desde 1997, el 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, en recuerdo de la fecha en que se adoptó la Convención Ramsar sobre los Humedales, el 2 de febrero de 1971 (por el nombre de la ciudad de Ramsar, en Irán, donde se firmó el tratado). Ese día, entonces, todos los organismos oficiales, las organizaciones no gubernamentales y los grupos de ciudadanos de todos los niveles comprometidos con el tema aprovechan para realizar actos y actividades destinados a aumentar la sensibilidad de la opinión pública en torno de los valores que representan los humedales y de su conservación y uso prudente.
Un humedal es un ecosistema donde el agua constituye su elemento fundamental. A través de los años, los principios básicos de conservación de los humedales donde vivían las aves marinas se han ampliado hasta reconocer prácticamente todos los humedales, incluidos los manglares, arrecifes de coral, áreas de hierbas marinas, etcétera, como ecosistemas sumamente importantes tanto para la conservación de la biodiversidad como para el bienestar de las comunidades humanas, como reservas naturales de agua fresca potable en la Tierra.
Este año, la convocatoria mundial se realizó con el lema Aguas arriba, aguas abajo, los humedales nos conectan a todos. La Argentina es, también en este tema, un país privilegiado. Por lo menos hay, hasta ahora, más de una decena de sitios locales que han merecido el reconocimiento de la Convención Ramsar. Entre otros, están la bahía de Samborombón, en la provincia de Buenos Aires; los bañados del río Dulce, la laguna de Mar Chiquita, en Córdoba, y los esteros del Iberá, en Corrientes. En marzo de 2005, también se incorporó a esta lista la Reserva Ecológica porteña. Es bueno recordar aquí que la Reserva es una reproducción en miniatura del enorme ecosistema del litoral argentino, y que por eso y por su belleza debe ser resguardado celosamente.
En términos históricos comparativos, la conciencia ecológica ha surgido plenamente en el siglo XX y continúa consolidándose cada vez más en el actual, gracias a la comprensión creciente de millones de personas que han entendido lo que la preservación del medio significa para el presente y el futuro de nuestro planeta, y de la humanidad entera. Los países signatarios de la convención saben la importancia de la protección de sus humedales, que son también una herramienta efectiva para alcanzar metas de desarrollo sostenible, equilibrar los requerimientos de conservación y aliviar la pobreza en este mundo globalizado.
Bien manejados y cuidados, los humedales seguirán proporcionándole a las poblaciones esa preciosa e indispensable fuente de vida que es el agua dulce, limpia y potable.
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