La onda recesiva que afecta a las industrias y al agro comenzó a golpear con fuerza a los camiones, que concentran más del 90% de todos los movimientos de cargas de cabotaje.
En los primeros 45 días de 2009, la actividad del autotransporte de cargas registró a nivel nacional una caída promedio del 50% con respecto a igual período de 2008.
Las secuelas más salientes del parate se verifican en el interior del país, especialmente en el sector de los cuentapropistas, que viven de lo que producen el campo y las economías regionales y que representan casi el 65% de total de los transportistas.
Por el doble impacto de la sequía y la crisis económica, el transporte de granos y cereales bajó un 60%, mientras que el traslado de hacienda se achicó casi un 55%.
Por el lado de las producciones regionales, la caída en el transporte de cítricos llega al 50%, en tanto que en las cargas de maderas y frutas la reducción alcanza al 55%.
Según el relevamiento que efectuó la Federación Argentina de Entidades Empresarios del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), el sector enfrenta una situación crítica en todas las provincias.
En la región del NOA, las empresas tienen entre el 50 y el 55% de las flotas paralizadas.
En Formosa y Chaco, la disminución de la actividad se ubica entre el 40% y el 60%. En la Mesopotamia, la reducción de los fletes oscila entre un 40% y 50%.
En Santa Fe, la baja promedio ronda el 40%, al igual que en Córdoba y Santiago del Estero.
En la región de Cuyo, la caída va del 40% y 50%, mientras que en La Pampa llega al 60%.
En la Patagonia, en tanto, se registran varios casos extremos. En Neuquén, las empresas que transportan metanol y combustibles a la provincia de Buenos Aires tienen en servicio sólo la tercera parte de la flota. En Chubut, la caída en la producción petrolera provocó una baja del 55% en el transporte de crudo y derivados. Y, en Tierra del Fuego, el ingreso mensual de camiones a la isla, que en épocas normas es de 1.700 vehículos, se redujo en enero a sólo 700 unidades de cargas.
Frente a este complicado escenario, las principales entidades del sector salieron a reclamar la ayuda de la Nación y las provincias.
La Confederación Nacional del Transporte -que agrupa básicamente a las pymes y a los transportistas rurales- le pidió al Gobierno que declare el "estado de emergencia" para prorrogar el pago de los aportes previsionales y aplazar la liquidación de los impuestos a las ganancias, bienes personales y a la renta mínima presunta.
En tanto, Luis Morales -el titular de la Fadeeac, que reúne la mayor cantidad de cámaras del interior de medianas y grandes empresas- apuntó sus reclamos a dos puntos clave. Por un lado, que se considere al camión como una "herramienta de trabajo" para eliminar el cobro de las patentes. Y, por otro, que se otorgue un tratamiento diferencial en el pago de Ingresos Brutos a las firmas que poseen vehículos y depósitos.
Si no hay respuestas oficiales, la crisis del sector podría agravarse a partir de marzo. Si bien hasta ahora no hubo despidos de choferes, los empresarios ya advirtieron que, si persiste la recesión, no podrán mantener las fuentes de trabajo, ni hacer frente al ajuste salarial del 6% que está pendiente de los acuerdos del año pasado.
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