Horacio Rodríguez, uno de los vecinos que está preocupado por este tema, opinó que le parece que la playa está muerta y que esto obedecería a la acción del petróleo y sus químicos.
Rodríguez llegó a la región hace 23 años y recordó que en esa época ir a Rada Tilly era un verdadero placer, “era en parte caminar y juntar caracoles con mis hijos, pero ya hace unos cuatro años que no juntamos más caracoles, sólo aparecen huesos de pocos milímetros y mal calcificados... la playa se está muriendo o se murió”.
Al indagar sobre las causas de este problema que observan, Rodríguez mencionó además que cuando conversa con otros pobladores de la villa, “siempre sale el tema de la contaminación que mató a la playa de Comodoro Rivadavia y que ya alcanzó a Rada Tilly”.
A la vez, consideró que una solución sería que se extiendan los desagües mar adentro, de manera de lograr mayores disoluciones de las aguas negras.
El hecho que denuncian los vecinos es que la corriente marina costera corre hacia el sur pegada a la costa, y las aguas negras de Comodoro Rivadavia que se derraman sobre sus playas, son llevadas hacia las playas de Rada Tilly.
DEVALUACION DE PROPIEDADES
Los vecinos aseguran además que como el desarrollo de Rada Tilly está ligado a su playa y desde hace tiempo vivencian la desaparición de la vida marina en las playas de Rada Tilly, “si esto es así y continúa algunos años más, el valor de la tierra será mucho menor, ya que no es agradable tener una playa enferma o muerta al lado”.
También sostienen que esta modificación en la condición de la playa podría estar provocando un leve incremento en la acidez del agua, “como resultado de que las cloacas de Comodoro Rivadavia salen sobre la playa y las corrientes marinas las llevan hacia Rada Tilly y esto evitaría que las especies formen sus conchas”, argumentaron.
Si bien la distancia es de unos 10 kilómetros, algunos habitantes de la villa creen que esto sería insuficiente para diluir las aguas negras.
ESPECIES SIN CONCHAS
Incluso los viejos pobladores relatan que hace 20 años los caracoles eran de 10 centímetros y que en la última década ya habían reducido su tamaño y eran de 5 centímetros, en tanto hoy no existen y sólo quedan huesos viejos.
La presunción de los vecinos puede tener sustento científico si se indaga en los estudios que al respecto existen en la región costera, como un informe técnico realizado por la Fundación Patagonia Natural, en el marco del Plan de Manejo Integrado de la Zona Costera Patagónica.
Allí se pone de manifiesto que la explotación y el transporte de petróleo son actividades generadoras de riesgos que se traducen en contaminaciones accidentales o crónicas que afectan directamente al ecosistema marino y costero en particular. Y también sostiene que si bien menos espectacular que los accidentes, la contaminación crónica es nefasta porque su incidencia sobre organismos marinos se produce por exposición permanente a pequeñas cantidades.
Esto genera cambios en la composición de poblaciones y comunidades; este efecto es mucho más difícil de evaluar que el de la contaminación aguda, manifiesta el documento de la ONG.
Allí también se explica que algunos metales pesados (entre ellos mercurio, cadmio y plomo) están considerados como los contaminantes más peligrosos que existen. Otros, como cobre y zinc, si bien esenciales para los organismos vivos, también resultan tóxicos cuando se superan ciertas concentraciones umbrales.
Cuando estos elementos ingresan en el medio acuático, pueden permanecer en el agua, absorberse al sedimento o fijarse biológicamente en los organismos. “En efecto, muchos organismos marinos son capaces de concentrar metales, algunos de los cuales compiten con aquellos esenciales para el crecimiento y pueden acumularse a lo largo de la cadena alimentaria”, indica el estudio técnico.
Para los técnicos que realizaron el estudio, los sedimentos de la zona del Golfo San Jorge están contaminados con hidrocarburos de origen antrópico (producidos por el hombre) e indican que en todas las muestras de este Golfo se detectó, aparte de petróleo fresco, la presencia de MCNR (Mezcla Compleja No Resuelta) que indica petróleo degradado o material orgánico degradado de múltiples fuentes.
BIODEGRADACION EN LA COSTA
No obstante, un reciente estudio efectuado por la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, luego del derrame de Caleta Córdova, determinó que la biodegradación es rápida en las costas del Golfo San Jorge.
Esta conclusión se desprende como resultado del análisis practicado en las aguas del golfo San Jorge, específicamente en Caleta Córdova, Rada Tilly y Caleta Olivia. Allí obtuvieron 48 muestras de agua y 48 de sedimentos. Además de esta técnica de estudio, se sumaron 12 puntos de muestreo fisicoquímicos, que demostraron la inexistencia de contaminación por coliformes (bacterias provenientes de líquidos cloacales sin tratar), dice el estudio técnico.
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