El debate en torno a la metodología que utilizará Obras Sanitarias Sociedad de Estado -OSSE- para adquirir las tierras en las que se construirá la futura planta de tratamiento cloacal mantiene en vilo a los vecinos de la zona norte de la ciudad, quienes saben que con este proyecto se juega el futuro del sector.
Como se recordará, el proyecto de construcción del emisario submarino -obra largamente reclamada que solucionará uno de los grandes problemas ambientales de General Pueyrredon- incluye una nueva planta de tratamiento de efluentes, que deberá ser construida por OSSE en un predio de 144 hectáreas como mínimo -ver aparte- no muy alejado de las instalaciones todavía vigentes.
Apenas el Gobierno nacional aprobó la obra, las miradas de vecinos y funcionarios confluyeron sobre un viejo descampado ubicado a aproximadamente 500 metros de la planta actual, hacia el norte.
Se trata de un predio de 187 hectáreas detrás del cual se emplazan numerosas viviendas del barrio Parque Peña, que junto a Félix U. Camet y Las Dalias serán directamente beneficiados por las obras, aunque sus defensores más enfáticos insisten en ampliar la lista a Zacagnini, Constitución e incluso el Centro, teniendo en cuenta el radio de alcance de los efluentes cloacales y sus olores.
Diversos estudios técnicos confirmaron que dichas tierras son ideales para el proyecto y advirtieron que los otros predios disponibles no tienen el tamaño suficiente o se encuentran demasiado alejados, lo cual incrementaría los costos de la obra.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, Obras Sanitarias inició las negociaciones para la compra de los terrenos. Y se encontró con un típico problema de mercado: haciendo uso de su posición casi monopólica, el propietario fue elevando paulatinamente sus pretenciones económicas hasta llegar a noviembre último, cuando pidió 16 mil dólares por hectárea -en caso de pago al contado- o 19,1 mil dólares -si se financia en cuotas-.
Este pedido fue considerado excesivo por distintos sectores -ver aparte-, lo que llevó a quince concejales de la oposición a presentar un proyecto de ordenanza en el que proponen avanzar con el proceso de expropiación del predio.
Sin embargo, fuentes del Ejecutivo aclararon a LA CAPITAL que las conversaciones con el propietario "aún no están cerradas" y explicaron que el próximo paso que daría OSSE sería convocar a un grupo importante de inmobiliarias para que tasen el terreno. "Si lo que pide el dueño es razonable, haremos la compra -sintetizaron-. En caso contrario, iremos a la expropiación".
Según explicaron, el intendente Gustavo Pulti fue tajante sobre este tema. "El proyecto es prioritario pero si los valores no están claros, si la transparencia no está garantizada, se irá a la expropiación", habría sentenciado el jefe comunal al ser consultado sobre el tema.
Mientras en las esferas gubernamentales se hacen estos análisis, los vecinos tienen otras prioridades. Así lo reflejó un comunicado dado a conocer la semana anterior por numerosos habitantes de la zona que se opusieron al proceso de expropiación con el argumento de que significaría "una nueva postergación de las obras".
Un comunicado firmado por Mario Alonso advirtió, además, que el valor que hoy se considera excesivo "probablemente termine siendo superior" en caso de ser determinado por la Justicia.
Esta teoría también es avalada por Pedro Catalano, en su doble rol de vecino de la zona y asesor del Ente Nacional de Obras Hídricas y de Saneamiento Ambiental -Enhosa-, que es el que financiará la construcción del emisario submarino.
En diálogo con LA CAPITAL, el especialista advirtió que se corre el riesgo de que no se empiece con los trabajos, aun cuando la obra ya esté adjudicada. "Es que no tiene sentido hacer el emisario si la planta de tratamiento está en duda", afirmó.
Una obra clave
Para comprender la ansiedad de los vecinos en torno a este tema es necesario recordar la implicancia que para esa zona tuvo la construcción, en plena década de los '80, de la hoy colapsada planta de pretratamiento de efluentes cloacales.
Junto a una carta con más de cien firmas elevada a OSSE avalando el traslado de la planta, los propios vecinos elaboraron un trabajo en el que destacaron que es "imprescindible" construir la nueva planta dado que la actual "no cumple con su objetivo y menos con el necesario para el emisario que se pretende construir".
Recordaron que la planta "históricamente retuvo tan sólo el 7% de los sólidos y deja pasar las grasas y la arena en su totalidad. Además -añadieron- está superada en su funcionamiento y comprometida su existencia física, lo cual fue reconocido por técnicos y operarios".
A la hora de describir las consecuencias que trae aparejadas la planta, volvieron a recordar que no sólo emana fuertes olores por los gases que emite -lo cual afecta la calidad de vida del sector- sino que los efluentes cloacales contaminan el mar, al punto que en esa zona está prohibido bañarse y se desaconseja la pesca deportiva.
Asimismo recordaron que una resolución judicial prohibió el vuelco de camiones atmosféricos en la planta y que "como no se cumple, OSSE paga una multa diaria desde hace más de diez años".
"Esta obra ejerció durante más de diez años como tapón para el desarrollo de la zona y llevó a Mar del Plata a convertirse en una de las pocas ciudades del Cono Sur que crece hacia el Sur y no hacia el Norte -reflexionaron los vecinos-. Estamos ante una obra que permitirá revertir esta situación y no vamos a permitir que se politice", concluyeron.
Posibilidad de desarrollo para un sector "dormido"
La construcción del nuevo emisario submarino no sólo permitirá sanear ambientalmente un amplio sector de la costa marplatense sino que implicará un gran impulso urbanístico y hasta económico para toda la zona norte de la ciudad, a la que muchos definen como "dormida".
Quienes habitan en el lugar son más que conscientes de este aspecto del proyecto. "Si la obra se hace, todos estos barrios se desarrollarán automáticamente", reflexionaron varios vecinos de la zona, que se entusiasmaron tanto por la mayor calidad de vida que les implicaría vivir sin olores nauseabundos como por el posible desarrollo comercial del sector y la indudable alza que experimentarán sus propiedades.
Pedro Catalano es uno de los que mejor conocen este aspecto de la problemática. Vecino del barrio desde hace más de trece años, hace ocho que decidió apostar a la zona -en su calidad de presidente de la asociación ecológica Arbolar- a través de la "Casa de Mar", un complejo que combina gastronomía, recreación, cultura y ecología. "Viene bastante gente pero es verdad que si se construye el emisario vendrá mucha más", reconoció.
Por el momento, la visión de Catalano parece ser compartida por gran cantidad de vecinos esforzados que eligieron el lugar para levantar sus humildes viviendas -las casas más lindas de la zona se construyeron antes de la planta- y un puñado de instituciones. Entre ellas pueden mencionarse tres clubes ecuestres, un par de villas deportivas -del club Independiente y el colegio Esquiú-, el club de la Policía y un incipiente paseo comercial sobre la calle Scaglia. Pero no mucho más.
"Parece increíble, porque esta es una zona hermosa, muy arbolada y lindera al mar -reflexionó Catalano-. Pero la planta le puso un pie encima y no la deja crecer". La apuesta de los vecinos es que, finalmente, esa traba desaparezca y el sector pueda desarrollar sus potencialidades.
Hectáreas más, hectáreas menos
La dimensión de los terrenos donde se construirá la nueva planta de tratamiento de efluentes cloacales fue otro de los temas que desató la polémica en los últimos días.
Sucede que la construcción de la planta en sí requiere 36 hectáreas. Sin embargo, el propio proyecto avalado por el Enhosa establece que alrededor de ese predio deberá construirse un cordón ambiental de acuerdo a criterios internacionales, con lo que la dimensión total del predio a ocupar se eleva a 144 hectáreas.
El lote cuya compra se está analizando cuenta con 187 hectáreas, es decir 43 más de las necesarias con cordón incluido. Pero su propietario exige la venta en bloque, posibilidad que fue cuestionada por varios sectores por el mayor desembolso que implicará para la empresa municipal.
Los vecinos que avalan la compra del predio alertaron que no permitirán que la obra se realicen en un terreno menor. "En caso contrario, nos opondremos a todo intento de lograr el certificado de impacto ambiental" advirtieron y sugirieron que "los lotes que sobren podrán ser utilizados por OSSE o por la propia municipalidad para otros proyectos o incluso vendidos".
El proyecto de ordenanza que impulsa la oposición, en cambio propone la expropiación "total o parcial" del terreno. Varios abogados desaconsejaron esta última opción, advirtiendo que el propietario podría declararse damnificado y pedir una indemnización, con lo que el costo terminaría siendo mayor.
El precio de un terreno
¿Cuánto vale una hectárea de tierra en la zona Norte de General Pueyrredon? La pregunta no es de fácil respuesta. Y se complica aún más tratándose del lote que Obras Sanitarias Sociedad de Estado -OSSE- quiere comprar para la construcción de la nueva planta de tratamiento de efluentes cloacales.
Sin duda, la cotización de estos lotes se incrementa por el hecho de que están ubicados frente al mar. Pero baja si se tiene en cuenta que esa franja costera es lindera a la planta de efluentes cloacales, lo que le resta -por el momento- todo tipo de atractivo turístico. Y vuelve a subir por ser uno de los pocos -si no el único- predios adaptables al proyecto oficial.
Según el propietario de las tierras, la hectárea cuesta 16 mil dólares, en caso que el pago sea de contado, o 19,1 mil si es en cuotas. Ese valor es considerado excesivo por los concejales de la oposición, que recordaron que una tasación oficial realizada fijó el precio en 11.000 dólares, por lo que pidieron que se avance por el camino de la expropiación.
Para los vecinos -cuyo objetivo es que la obra se realice cuanto antes- no es un valor excesivo. Incluso lo comparan con otro lote de 22 metros por 30 que está en venta sobre la costa, a seis cuadras del Parque Camet -hacia el centro-, por el que piden 100.000 dólares. Además, entienden que hasta podría llegar a ser un buen negocio para la Municipalidad.
"Esta zona está subvaluada por la contaminación de las aguas pero si se hace el emisario es posible que su valor sea muy superior" afirman y recuerdan que a la comuna le quedarán aproximadamente 50 lotes sin utilizar sobre la costa. "Si vendiera esas tierras recuperaría con creces el valor de todo el predio" afirmaron.
Hasta ahora, OSSE no fijó públicamente su posición. El mandato del intendente Gustavo Pulti es que se pida asesoramiento a distintas inmobiliarias, para "tener una idea más aproximada de cuál es su verdadero valor de mercado".
Claves
* Para solucionar el problema del tratamiento de los efluentes cloacales se requieren dos obras: el emisario submarino, cuya construcción estará a cargo de la Nación, y una nueva planta de tratamiento de efluentes que deberá hacer la Municipalidad.
* La Nación ya adjudicó la obra de construcción del emisario, que requerirá una inversión de aproximadamente 180 millones de pesos.
* La Municipalidad, en cambio, todavía no definió en qué tierras construirá la planta.
* El predio actual no puede utilizarse, porque es demasiado pequeño y las instalaciones están colapsadas.
* El terreno de la polémica tiene como punto a favor que es uno de los pocos libres con las dimensiones suficientes como para realizar la obra, está ubicado a una distancia racional de la planta actual -no más de 500 metros- y a la vera de la ruta, lo que facilita la logística de los trabajos a realizar.
* En contra le juega que su dueño exige la venta en bloque, por lo que OSSE estaría obligada a adquirir 43 hectáreas de más.
* Además, no está claro el valor de la hectárea. Una tasación oficial fijó el precio en 11.000 dólares. Pero el dueño pide 16 mil de contado o 19,1 en cuotas.
* Varios concejales de la oposición consideran que esos valores son excesivos e impulsan la expropiación del terreno.
* Los vecinos se oponen, argumentando que los plazos se extenderían y que la Nación podría suspender las obras. También argumentan que la Justicia podría elevar los valores, en vez de bajarlos.
* Según fuentes oficiales, OSSE está en condiciones financieras de hacer frente a la obra. Otra opción es tomar un préstamo, alternativa que está
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