El Instituto Nacional del Agua (INA) anunció ayer que el río Paraná llegó a los 2,23 metros.
En comparación al registro del 5 de enero, cuando se llegó a 1,77 metros, se puede decir que el río comenzó a subir, pero si se tiene en cuenta que el nivel medio a esta altura del año es de 3,59 metros, está a la vista que el repunte no fue tan pronunciado.
La guardia de Prefectura Paraná confirmó a UNO que ayer el río llegó a los 2,24 metros y está estacionado.
Por lo tanto la Municipalidad informó que la creciente del río obligó el fin de semana a realizar el cierre del sector de playa en la isla Puente.
Fuentes oficiales adelantaron que desde la Unidad de Espacios Turísticos se trabaja en los balnearios Parque y en el Thompson con el objeto de permitir en lo que resta de la temporada estival una extensión de los servicios en estos balnearios.
En la Costanera Baja están efectuando tareas con máquinas del área de Conservación Vial para realizar un desnivel del terreno sobre la costa para facilitar el ingreso del agua y contar con un espacio para bañistas.
De todas formas, el sector de playa está totalmente acondicionado para ser disfrutado.
En tanto que en el Thompson se trabaja en el desmalezado de la costa y se llevan adelante tareas de rastrillado en el sector de arena, a efectos de dejarlo en óptimas condiciones para lo que resta del verano.
Por su parte, la titular de la Unidad de Espacios Turísticos, Amalia Ferreira, aclaró que el sector de sanitarios en este complejo se encuentra en óptimas condiciones, específicamente en lo que refiere a las duchas.
En el gobierno municipal saben que la temporada no fue buena y buscan brindar servicios dignos en las últimas semanas.
Insistieron en que el repunte que está registrando el río permitirá la habilitación de los tradicionales balnearios, al tiempo que se cierra el de la isla Puente en virtud de la casi desaparición del banco de arena.
Satisfecho. Con respecto a la explotación de la playa frente a la costa paranaense, el subsecretario de Turismo, Alejandro Richardet, evaluó como “altamente positiva” la temporada estival con la propuesta de habilitación de una playa en la zona noreste de la isla.
En el área de Turismo se mostraron conformes con la respuesta que se dio a los inconvenientes que generó la marcada bajante del río.
La situación, que también se vivió en otras ciudades, obligó, a días de habilitarlos, el cierre por razones de seguridad de los balnearios Parque y Thompson.
Richadert remarcó que “gracias a la generosidad de uno de los propietarios de esta isla, la familia Daneri, se contó con una alternativa para turistas y paranaenses desde enero”.
El subsecretario de Turismo afirmó que la decisión “fue un éxito total con la concurrencia durante algunos días de casi 2.000 personas, llegando a cifras cercanas a las 4.000 los fines de semana”.
En relación a los turistas que arribaron a la ciudad que fueron derivados por los hoteles para visitar la isla, aseguró: “Todos quedaron satisfechos por la postal que presenta Paraná desde ese entorno natural frente a las costas”.
El funcionario enumeró que los servicios que tuvo la playa fueron cantina, baños químicos y prestadores de traslado desde y hacia la isla”, resaltó.
Encargados de las embarcaciones no fueron notificados de la medida
Se abrió la polémica porque los encargados de las embarcaciones que cruzaban al público hacia la isla Puente no fueron notificados de la medida por la cual se decidió cerrar la playa pública.
“Así como hicieron una reunión para decirnos: ‘muchachos habilitamos la isla’, podrían haber realizado una para notificarnos el cierre”, manifestaron los prestadores del servicio.
Si bien el río subió algunos centímetros todavía quedan cientos de metros de arena para mantener el balneario.
En el solarium natural que queda, según los conocedores del Paraná, pueden ingresar unas 400 personas.
Todos los interesados en que la playa siga funcionando manifestaron extraoficialmente que “por lo menos tendría que funcionar los fines de semana. Hay familias que pasaron el verano en la isla y de repente le quitan la posibilidad”, aseguraron.
Por otra parte destacaron que, en lo que va del año, el río no se llevó ninguna vida.
En la isla se podía caminar 700 metros sin correr riesgos.
Entonces aparecen las preguntas ¿Qué pasó?¿Por qué se cerró? Todos apuntan a las presiones que llegaron de parte de los empresarios que tienen la concesión de los negocios gastronómicos de las dos playas públicas.
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