ENTRE otras consecuencias, la falta de lluvia en la región está dando lugar a una situación sin precedentes en el dique Paso de las Piedras, cuya cota acaba de llegar al mínimo histórico, excepto un momento en que, por razones de necesidades operativas, fue preciso realizar un vaciado del lago. La inusual merma en las precipitaciones, que abarca la comarca serrana, ha dado lugar a esta emergencia, motivo de preocupación para los funcionarios encargados del servicio y, naturalmente, para los usuarios de Bahía Blanca y Punta Alta, las dos ciudades que son abastecidas desde aquel complejo.
TAL CUAL se informara en nuestra edición de ayer, el lago ha tenido una cota máxima de 165 metros, en tanto que a comienzos de la presente semana se hallaba en 156,27, con una evidente tendencia a continuar bajando, salvo que se modifiquen pronta y sustancialmente las condiciones meteorológicas, con precipitaciones de cierta magnitud. Si bien el problema es de real importancia, no se considera todavía llegado el momento de imponer restricciones, decisión que, en todo caso, corresponderá a la Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires.
EL DESCENSO promedio de un centímetro y medio diario podría verse modificado si a partir del mes entrante se produjeran registros pluviométricos como los evaluados en algunos pronósticos de los especialistas. En tal caso, ello significaría un alivio para un escenario que, por ahora, abre interrogantes respecto del desenvolvimiento normal del servicio.
HASTA EL momento, los entendidos señalaban que los problemas del abastecimiento de agua a Bahía Blanca no residían en el volumen disponible, sino en la capacidad de transporte, limitada a un acueducto. Sin embargo, en las presentes circunstancias, por lo expuesto, las cantidades existentes han menguado de modo considerable. De todas maneras, subsiste la necesidad de prever, dentro de lo que permitan las posibilidades presupuestarias, un refuerzo en el esquema de traslado del agua hasta la planta potabilizadora del barrio Patagonia, donde, por otra parte, está prevista una ampliación que permita almacenar mayores cantidades que las actuales, a fin de prever eventuales interrupciones en el servicio.
APARTE DE todo lo señalado, cabe poner el acento, una vez más, en un aspecto fundamental de la cuestión: el elevado consumo que realizan los habitantes de nuestra ciudad, estimado en alrededor de 600 litros diarios por persona, cuando en toda la provincia de Buenos Aires se lo calcula en unos 300 litros. Inclusive, como referencia comparativa, se ha indicado que en los países europeos la cifra es muy inferior a la de Bahía Blanca. Ello indica a las claras que se está haciendo un uso desmedido del líquido, o sea muy por encima de las reales necesidades de cada uno de los consumidores. Aun tratándose de un servicio medido --a diferencia de lo que ocurría décadas atrás, cuando se pagaba conforme a la valuación inmobiliaria--, los usuarios no reparan en la necesidad de ser prudentes y responsables. Hasta ayer, no se había contemplado la alternativa de imponer cortes en la entrega del agua, pero no habría que descartarla si continuaran confluyendo aquellos dos factores: la exigua cantidad acumulada en Paso de las Piedras y el elevado consumo.
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