Decenas de familias y comerciantes ubicados sobre la avenida de Las Américas reclaman desde hace años el acceso a la red de agua potable, mientras tanto dependen de pozos para la provisión del vital líquido.
Al tiempo que los frentistas carecen del servicio, los barrios linderos a la transitada arteria cuentan con una normal provisión de la red y cloacas.
Por su parte, desde la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo), prestadora del servicio, consideraron que la proyectada segunda perforación del Acuífero Guaraní sería una alternativa para proveer de agua potable a este y otros sectores de la Capital del Monte.
De todas formas, la solución no será inmediata y los frentistas de la avenida, que une el centro con la ruta Nacional 14, seguirán padeciendo una carencia atípica por tratarse de un sector en pleno desarrollo.
“Hace doce años que vivo acá y nos cansamos de juntar firmas entre los vecinos y pedir por el agua. La verdad que a esta altura lamento decir que nos sentimos como ciudadanos de segunda”, se quejó Edelmiro Márquez Da Silva.
La avenida de Las Américas atraviesa Villa Barreyro, Villa Kleiven y barrio Ecológico, puntos que padecen el mismo inconveniente con el agua y repiten el reclamo. Al respecto, Márquez Da Silva explicó que “el mayor problema se da en el verano, cuando baja el caudal de los pozos y tenemos que restringir al máximo el consumo para no quedarnos sin agua”.
Alternativa
La primera mitad de la avenida de Las Américas asciende en forma pronunciada, por lo que naturalmente las vetas de agua van descendiendo y a mayor altura se debe perforar más para acceder al vital líquido.
Así, mientras los frentistas de Villa Barreyro acceden a las napas a diez o 15 metros de profundidad, los residentes en Villa Kleiven deben perforar más de 25 metros para obtener una provisión regular.
Esta particularidad del terreno genera contratiempos, al punto que muchos vecinos no tienen posibilidades de acceder al vital líquido por el costo de la perforación. “Vivimos sobre una de las avenidas más importantes de la ciudad, pero estamos atrasados 50 años con respecto a otros barrios”, graficó Gerardo Valdez.
Recordó que hace poco más de una década la avenida era un camino terrado y la gran mayoría de los terrenos eran baldíos.
“Entonces, como no había a quién cobrarle, no hicieron la conexión de agua ni las cloacas, pero la zona creció muchísimo y se hace necesario el servicio”, puntualizó el vecino.
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