Un desperfecto en el sistema de cloacas del hospital de esta ciudad generó un desborde en las cañerías de un barrio ubicado a pocos metros del lugar, donde los vecinos encontraron gasas y hasta pañales en los conductos.
Los obreros del sector de Saneamiento del municipio local estaban ayer solucionando el problema que despertó un revuelo en la barriada, que desde hace años solicita un sistema de rebombeo para que la situación no vuelva a ocurrir.
El problema comenzó el sábado por la noche cuando los vecinos sintieron la presencia de un fuerte olor dentro de sus casas. El reflujo de las cloacas era evidente, aunque los desechos provenían de todo el sistema del nosocomio local.
Al parecer, según lo que se pudo averiguar, el sistema de trampas cloacales del hospital funciona con irregularidades. Y por las cañerías desembocan los desechos patógenos directamente a las casas linderas, poniendo en riesgo la salud de los vecinos.
El “barrio Hospital”, conocido como barrio 173 Viviendas, está ubicado en el tercer acceso a esta localidad, justo frente al nosocomio. Y desde el fin de semana los vecinos están enfurecidos por la situación “antihigiénica” que padecen.
El secretario de Obras y Servicios Públicos de la comuna, Fernando Pieroni, en conversación con La Mañana de Neuquén, explicó ayer que “primero estamos abocados a solucionar el problema y después vamos a pedir informes de lo que sucedió”.
El funcionario evitó polemizar y agregó que “esto pasa muy seguido en varias partes de la ciudad; es un taponamiento en una de las cloacas”. Sin embargo, evitó polemizar sobre la irregularidad en la infraestructura del hospital de Centenario.
“No queremos pelearnos con el hospital. Después que arreglemos este problema vamos a pedir informes para saber qué pasó. El Municipio hace su trabajo y está abocado a solucionar este desperfecto”, remarcó Pieroni, quien ayer se encontraba en el barrio junto a los operarios.
Reflujo
Los vecinos vivieron una situación desagradeable, ya que el olor se hacía insoportable y el trabajo de los operarios también.
Hasta ayer, los técnicos estaban sacando pañales, gasas y guantes de látex con una sonda por toda la cañería. Mientras tanto, en sus casas, los vecinos tenían dificultades para evacuar los líquidos cloacales por el fuerte reflujo.
A metros del barrio también hay un consultorio médico y odontológico -generadores de residuos patógenos- que, a ciencia ciertas, tampoco se sabe si en el sistema de cloacas cuentan con los filtros para que estos desechos no pasen por las cañerías.
Trabajo insaluble
Es sabido que en muchos puntos de la ciudad, cada tanto, existen obturaciones en el sistema cloacal producto de las roturas en los filtros, que genera que toda la basura que se arroja pase directo a las cañerías madres.
Sin embargo, los residuos patógenos deberían tener un párrafo y tratamiento aparte. El hospital de Centenario -como muchos generadores de estos residuos- debería tener un estricto control de estos residuos, y mucho más su sistema cloacal.
Es evidente que a juzgar por los vecinos del barrio por el hallazgo de pañales, gasas y guantes de látex, el sistema del hospital no funciona. Esto debería preocupar, al menos, a las autoridades locales para hacer las refacciones que corresponden.
El otro tema es la tarea que realiza un grupo de empleados municipales de Saneamiento. Los trabajos son altamente insalubres y la comuna debería procurar no sólo que cumplan con todas las medidas de seguridad e higiene, sino un sueldo acorde a esa actividad. No es lo mismo trabajar en una oficina que respirar durante una hora debajo de las cloacas.
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