Bocas de tormenta y desagües tapadas, árboles caídos, cables cortados y calles anegadas fueron los principales reclamos de los vecinos de nuestra ciudad debido a la lluvia persistente que comenzó cerca de las 2 de la madrugada y continuó durante toda la mañana.
Desde el Centro de Operaciones Municipal se informó que la lluvia caída desde las 2.30 hasta las 12.30 del mediodía en el Puerto alcanzaba los 151,6 milímetros. En tanto, desde la estación meteorológica del Aeropuerto de Sauce Viejo se registraron 95 mm. entre la 1.23 de la madrugada hasta el mediodía y los vientos alcanzaron un máximo de 60 km. por hora. A media mañana, personal de la EPE estaba trabajando en una cámara subterránea en Santiago del Estero y San Jerónimo, que se encontraba anegada y afectaba dos cuadras a la redonda. Para el mediodía el problema estaba resuelto. Asimismo trabajaron en el km 5 de la Ruta Nº 1, a la altura de Villa California, porque había árboles caídos sobre los cables.
Cerca del mediodía tenían 50 reclamos pendientes de domicilios particulares de distintos barrios de la ciudad y 30 de Rincón y Alto Verde. El vocero de la empresa aclaró: “Estamos teniendo dificultades para acceder a algunas zonas de Rincón porque las calles están anegadas. Algunos reclamos serán solucionados hoy, pero otros nos pueden llevar más horas”.
Bombas, reservorios
Las casabombas Nº 1 a 4 funcionaron con normalidad, con la capacidad de extracción que brindan las nuevas bombas instaladas. Se detectó un canal tapado en la Nº 2, obstruido por basura y hasta una canoa; y problemas de basura en el Zanjón Tacca, lo que dificultó la capacidad de drenaje de excedentes pluviales.
Las bombas Nº 5 y 6 evacuaron agua por gravedad. También funcionó por gravedad la salida de agua de las estaciones de bombeo de Alto Verde, donde había líneas de energía cortadas. A la altura de la manzana 6 se había cortado una fase, que es la que alimenta la bomba de extracciones. A las 8 de la mañana, personal de la EPE empezó a trabajar y el servicio de energía eléctrica fue restituido cerca del mediodía. En La Guardia y Colastiné también funcionó la evacuación de agua por gravedad. Con 11 cuadrillas, la Municipalidad trabajó con organismos de la Provincia y el Ejército para la atención de los problemas detectados en desagües tapados y bocas de tormenta obstruidas en distintos puntos de la ciudad. Se relevaron problemas de anegamiento en la zona sur-oeste, en el oeste y norte de la ciudad, así como en Alto Verde, La Guardia y Colastiné. Informaron que en general, se dio un buen escurrimiento de los excedentes fluviales, salvo en algunas zonas.
Reclamos y asistencia
El gobierno local registró 350 reclamos, de los cuales la mayoría corresponde a problemas en bocas de tormenta o desagües tapados o calles anegadas; y el resto a árboles caídos y cables cortados.
Siguiendo el Plan de Contingencia, se dispuso la asistencia a las familias autoevacuadas de los barrios Barranquitas, Pompeya y Yapeyú. Los vecinos afectados recibieron asistencia en los lugares previamente establecidos por la Municipalidad: en Yapeyú en la Vecinal Ceferino Namuncurá (12 personas); en Barranquitas en la Capilla San Francisco Solano (6 personas) y en Pompeya en el Comedor Los Gurisitos (72 personas). Cerca del mediodía, muchas familias de Yapeyú que se habían autoevacuado volvieron a sus hogares.
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Satisfacción con el plan de contingencia
Ante las intensas lluvias, el intendente Mario Barletta sostuvo en conferencia de prensa: “A las 2.30 se constituyó el Comité que atiende este tipo de emergencia dentro del ámbito de la Municipalidad, y las estaciones de bombeo que están instaladas al borde del río Salado, en la zona oeste, han funcionado de acuerdo a lo planificado”. Barletta reconoció como lógico que haya anegamientos, porque la ciudad todavía no cuenta con el sistema de desagües pluviales que necesita. “Por otro lado, de acuerdo al actual sistema de desagües hay situaciones que complejizan la llegada del agua a los reservorios. Fundamentalmente, con basura que llega a los desagües pluviales y que obstaculizan el buen funcionamiento”, remarcó y apeló “a la predisposición ciudadana”.
El intendente señaló que “hay que ir concluyendo con trabajos en distintos barrios de la ciudad para solucionar los problemas más difíciles”. Estas falencias se vieron en Pompeya, La Ranita y Yapeyú, donde hubo mayores problemas. Destacó que en este último barrio funcionó el plan de contingencia: “La gente, de manera ordenada, se reunió en el lugar que estaba previsto como punto de encuentro”, y aclaró: “Si la autoevacuación es un desorden es una anarquía, pero si los autoevacuados lo hacen dentro de los planes de contingencia y respetando los puntos de encuentros y los lugares en los que se tienen que alojar, no hay ningún problema; la Municipalidad los ayuda, los aloja y después vuelven a la casa de cada uno”.
Por último, anunció: “Si bien pueden mejorar las condiciones para esta tarde, todavía se pueden esperar algunas lluvias a media tarde y a la nochecita también. Este margen que nos da el mal tiempo viene bien porque las bombas que están trabajando a pleno vuelven a bajar los niveles de los reservorios y esto hace que los desagües desagoten la ciudad”.
Más de un centenar de evacuados
Las calles del norte de la ciudad se vieron anegadas desde temprano. Los primeros evacuados se refugiaron en el comedor Los Gurisitos, un lugar de referencia en Pompeya. El municipio habilitó otros centros.
A las 10 y media de la mañana ya habían llovido en la ciudad 140 milímetros y en el comedor Los Gurisitos de barrio Pompeya esperaban a los primeros evacuados del barrio. Cerca del mediodía el personal que atiende a quienes allí se alimentan contaban en el lugar 32 menores y 16 mayores evacuados procedentes del barrio y esperaban la llegada de más de un momento a otro.
Gisela está embarazada de cuatro meses y tiene mellizos de dos años; alrededor de las cinco de la mañana el agua empezó a entrar a su casa en Azcuénaga y San Juan. Sacó hasta donde pudo y se fue a la casa de su suegra. Cuando volvió había perdido ropa, pañales y la leche en polvo de los bebés.
“Vamos a pasar la tarde y la noche acá, el problema es que no pude sacar nada de mi casa y estamos sólo con lo puesto”, lamentó Gisela. Al relato de la joven madre le siguió el de Lucía, que dejó de amasar tortas fritas para contar que a las seis de la mañana su casa en Azcuénaga y San José tenía 80 centímetros de agua, por lo que también se había trasladado al comedor.
“Las primeras familias que vienen son de la zona de Larrea y San José y San Juan, es una situación complicada porque todos tienen muchos hijos chiquitos”, explicó Yolanda, una de las encargadas del comedor.
Los evacuados alojados en el comedor vigilaban con desconfianza la puerta porque el agua de la calle estaba cerca y seguía lloviendo. “Por las dudas buscamos bolsas de arena, la gente no se olvida de lo que ya pasó y tienen miedo”, explicó Yolanda.
Alrededor de las 12 del medio día, un grupo de trabajadores sociales enviados por el municipio se había acercado hasta el comedor para atender las necesidades del lugar.
Yolanda pidió a quien pueda colaborar ropa, calzado, pañales, colchones, frazadas y leche para los evacuados.
El norte y Candioti
A media mañana la avenida Peñaloza desde la altura del 7000 hacia el norte estaba cubierta de cordón a cordón por el agua. La corriente sacaba de los rincones cantidades de botellas plásticas y los vecinos defendían arremangados las puertas de las casas con escurridores.
En Facundo Zuviría y Javier de la Rosa el tránsito estaba cortado por la cantidad de agua sobre la avenida. Una camioneta había intentado salirse de la vía y retornar hacia el norte cruzando el bulevar que la divide; el esfuerzo del conductor no tuvo resultado ya que se quedó empantanado con sus ruedas incrustadas hasta la mitad en el barro. Los zanjones de Aristóbulo del Valle rebasaban de agua y basura en varios tramos y la intersección de la avenida con calle Ayacucho, hacia el sur, era un mar.
En barrio Candioti la lluvia había anegado varias calles. En el cruce de Pedro Ferré y Marcial Candioti un vecino le explicó a El Litoral que a las seis de la mañana el agua llegaba a las puertas de las viviendas. “Si venían bien temprano por acá era imposible circular”, manifestó.
Alvear y Pedro Zenteno acumulaban varios centímetros de agua cerca de las once de la mañana, cuando la lluvia seguía siendo intensa.
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