Un hombre de 70 años fue encontrado sin vida, mientras que sus dos nietas y otras personas eran buscadas intensamente.
El panorama de lluvias que afectaba ayer al extremo norte de la provincia era desalentador; mientras las comunicaciones se dificultaban, las comisiones de ayuda que habían partido a la mañana para prestar auxilio a los pobladores de Campo La Paz, en Santa Victoria Oeste, demoraban su llegada al lugar, donde un deslizamiento de laderas en un cerro próximo arrastró una vivienda, sepultó a un anciano de 70 años, se llevó a sus dos nietas de 10 y 9 años (que hasta anoche eran intensamente buscadas) y afectó a otros cinco vecinos del lugar en el poblado que aglutina a unos 100 moradores y que en su mayoría se dedican a la cría de ganado a pequeña escala.
El subjefe de Policía Mario Paz partió al frente de una comisión que a medianoche tuvo que retornar a la Quiaca, ya que los cursos de agua que bajaban de los cerros hacían imposible avanzar por los escarpados caminos de montaña. Desde Gendarmería también habían partido efectivos, pero tampoco se sabía nada de ellos ya que las comunicaciones se habían cortado.
Por vía aérea tampoco pudo hacerse demasiado, ya que para llegar a Campo La Paz, el helicóptero tuvo que ascender a 5000 metros de altura y luego intentar un descenso hasta los 3000 metros, pero esto no pudo ser posible en virtud de la fuerte nubosidad en las montañas.
Anoche se pudo confirmar que la víctima fatal fue identificada como Marcos Tejerina, mientras que sus dos nietas, Micaela Tolaba (9) y Romina Tolaba (10) eran buscadas en la zona. "Al parecer otras cinco personas están desaparecidas" indicó Mario Paz, mientras retornaba hacia La Quiaca y tras varios intentos fallidos de comunicación con El Tribuno. El director de la scuela albergue de Campo La Paz, Juan Carlos Ibarra, fue quien avisó al personal del servicio de emergencia de la provincia a través de su radio, dado que es el único medio de comunicación que cuenta la comunidad de la zona.
"Puede volver a suceder"
RICARDO ALONSO
El geólogo Ricardo Alonso dijo a El Tribuno que lo ocurrido en Santa Victoria Oeste se explica porque las lluvias generaron la acumulación de agua en cerros de suelos inestables que se terminaron desmoronando. Según el especialista, eventos de este tipo "ocurrieron históricamente y pueden volver a ocurrir" en distintos puntos del norte del país.
"En el sector se dan estos fenómenos porque hay laderas inestables que, en épocas de precipitaciones intensas, pueden embeberse hasta acumular demasiado peso y ceder", señaló Alonso. El geólogo recordó que "sucesos de estas características ya se presentaron en 1984 en Purmamarca, en 1992 en Chicoana, en 1976 en Escoipe y en 1984 en Mosconi, donde hubo 9 muertos". Alonso destacó que deslizamientos similares pueden ocurrir también en las quebradas de Escoipe y Humahuaca y a lo largo de los Valles Calchaquíes, aunque lo que no se puede saber es cuándo van a presentarse. "Habría que buscar que la gente no ocupe estas zonas que son peligrosas", definió Alonso.
El especialista dijo que lo sucedido tiene similitud con lo que pasó en Tartagal a principios de febrero, "aunque hay que estudiar las particularidades" de este caso.
"Es un fenómeno físico del norte que tiene que ver con las abundantes lluvias en poco tiempo que se presentan en el verano en áreas donde las laderas tienen mucho material suelto y pueden sufrir desplomes", agregó. El geólogo descartó que el derrumbe esté asociado a desmontes, "ya que en la zona sólo hay cerros y no hay actividad de este tipo".
Alonso especificó también que el pastoreo del ganado en las laderas también puede incidir en la pérdida de consistencia del suelo.
El geólogo y geomorfólogo de Alemania Manfred Strecker, detalló que en la región se viven periódicamente ciclos denominados La Niña en los cuales las precipitaciones son más intensas y pueden facilitar estos fenómenos. "Cuando hay más eventos torrenciales hay más posibilidades de grandes deslizamientos de materiales que pueden tener la fuerza para destruir casas... el problema es que la gente no lo recuerda cuando pasa el tiempo", puntualizó el investigador.
Strecker, que pertenece a la Universidad de Potsdam, estudia este tipo de sucesos en América desde 1980. Ayer había llegado a la ciudad para hacer estudios. |
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