Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), encabezado por el politólogo Sergio Gabriel Eissa, destacó que los próximos conflictos en la región tendrán como eje central a la posesión y explotación del agua que comparten Argentina y Brasil.
Luego de un estudio de campo que comprendió entrevistas en los dos países latinoamericanos citados, los especialistas concluyeron en que “las verdaderas hipótesis de conflicto no se encuentran del otro lado de las fronteras, con los vecinos, sino más allá de las mismas. Superados los históricos conflictos que nos enfrentaban, el Cono Sur se enfrentará con un escenario en el cual sus grandes reservas de agua, petróleo, y recursos minerales y alimenticios podrían ser codiciados por una o más potencias extra-regionales”.
Para fundamentar su posición, el grupo de investigadores explicó en su trabajo que “la nueva competencia económica rige las relaciones internacionales, lo cual intensificó la competencia por el acceso a recursos vitales: petróleo y gas, agua, minerales y alimentos. Esa puja está produciendo una nueva geografía de conflictos, una cartografía reconfigurada en la que los flujos de recursos, y no las divisiones políticas e ideológicas, constituyen las principales líneas de enfrentamientos”. Así se produjo un cambio en: la naturaleza de los conflictos a escala mundial, la percepción de las amenazas, el alineamiento de los países a nivel mundial, la definición de sus prioridades, las formas de intervención en la política internacional y la conceptualización de la problemática de la seguridad.
Un ejemplo de lo planteado se centra en la inmunidad lograda por las tropas estadounidenses de parte del Congreso del Paraguay y la posibilidad de que ese país instale una base militar en territorio paraguayo, en la puerta del Amazonas brasileño. “Según analistas militares brasileños, la instalación de esa base militar podría permitir controlar materias primas clave como el agua del Acuífero Guaraní y el gas de Bolivia”, comentó el politólogo Eissa, líder de la investigación, magíster en Relaciones Internacionales (FLACSO) y está cursando un Doctorado en Ciencias Políticas (UNSAM).
Los factores
El problema estratégico no es sólo la escasez, sino la distribución y calidad del recurso hídrico. “Hay un alto índice de contaminación del agua, además está comenzando una reubicación espacial de las precipitaciones y del agua dulce. Mientras el 85% del agua dulce es acaparado por el 12% de la población, América del Sur con el 6% de la población posee el 26% del total de los recursos hídricos mundiales”.
América del Sur es la región con mayor cantidad del oro azul en el mundo y con la menor población, de lo que puede deducirse que “Latinoamérica podría ser una zona mundial de conflictos en la medida que el oro azul ha ido perdiendo su renovabilidad y se transformó en frágil y finito. El subcontinente es la primera reserva bioética terrestre del planeta y la segunda marina; almacena cerca del 26% del agua potable del mundo y guarda en sus entrañas grandes cantidades de petróleo y gas”.
Para sostener su posición, los investigadores toman datos oficiales. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicado el año pasado, la demanda de agua para la agricultura, la industria y las regiones urbanas será entre 4.279 y 5.235 kilómetros cúbicos hacia el año 2025. Con lo anterior, unas 3.500 millones de personas padecerán escasez de agua. Sin embargo, algunos estudios más pesimistas sostienen que se verán afectados unos 7.000 millones de personas sobre una población mundial estimada de 8.000 millones. Asimismo, señala que apenas el 2,53% del agua del planeta es dulce, siendo las dos terceras partes glaciares y nieves perpetuas.
Una de esas fuentes de agua dulce es el Sistema del Acuífero Guaraní, considerado el tercer reservorio más importante del mundo. Posee una superficie aproximada de 1.194.000 kilómetros cuadrados que se extienden por los territorios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. En nuestro país el Acuífero Guaraní abarca las provincias de Misiones, Formosa, Chaco, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos. Se estima que contiene 55.000 kilómetros cúbicos de agua potable, siendo su nivel de recarga de entre 160 y 250 kilómetros cúbicos.
“Al norte se conecta con el Amazonas y el pantanal; al oeste con la cuenca del Bermejo y más allá de la laguna de Mar Chiquita en la provincia de Córdoba; mientras que hacia el sur se especula que se conectaría con los lagos cordilleranos. Se estima que con una explotación adecuada podría abastecer a unas 720 millones con una dotación diaria de 300 litros por habitante”, determina el estudio científico.
“La falta de racionalidad en la asignación del gasto y a la ausencia tanto de un diagnóstico que identifique las necesidades a atender, como de una planificación estratégica orientada al mediano y al largo plazo, persisten en la política de Defensa de la Argentina”, finaliza el escrito que cuenta con el aval académico de la UBA.
La planificación sobre los recursos
En un apartado del trabajo de investigación se destaca la planificación norteamericana sobre los recursos naturales.
En 1996, “la Estrategia de Seguridad de los Estados Unidos reconoció, entre los riesgos no militares, la existencia de un emergente problema de recursos naturales y asuntos ambientales transnacionales, y declaró la necesidad de abocarse a los problemas ambientales internos e internacionales. Por ello, el presidente Bill Clinton creó unas oficinas cuyo objetivo era el análisis de la problemática ecológica y la protección del medio ambiente en el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional”.
Asimismo, otros gobiernos del primer mundo “evidenciaron su preocupación a través de la firma de acuerdos y tratados sobre la utilización del recurso hídrico, que a la fecha suman alrededor de 170, según el Registro de Acuerdos Internacionales del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas.
Imagen: Archivo Programa Infoambiente
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