La disminución de los precios del petróleo atemperó el tenso panorama mundial respecto a los combustibles, aunque dio más visibilidad a la crisis anunciada del agua, cuyo acceso es una quimera para muchas personas.
Un punto de vista que motivó el debate realizado hoy en Ginebra a raíz del informe presentado en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas, según el cual la falta de acceso al agua y su saneamiento provoca 1,6 millones de muertes al año en el orbe.
Desde hace tiempo, expertos advierten que el líquido vital puede convertirse en la manzana de la discordia de la humanidad en un futuro a mediano plazo, como piensa la experta de la ONU para el Derecho al Agua y al Saneamiento, Catarina de Albuquerque.
Autora del reporte presentado este lunes, la funcionaria consideró que el acceso a mejores servicios de saneamiento sigue siendo una promesa incumplida para casi el 40 por ciento de la población universal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en un reciente análisis que el acceso a un mejor saneamiento disminuiría en un 32 por ciento las enfermedades diarreicas y mejoría los niveles de asistencia a las escuelas.
En tal sentido, Catarina de Alburquerque expuso que el 23 por ciento de los residentes en nuestro planeta hace sus necesidades fisiológicas al aire libre, lo cual "pone en peligro la salud de toda la comunidad".
Así es mayor la incidencia de las enfermedades diarreicas, incluido el cólera, así como las infecciones por gusanos y la hepatitis, recalcó.
El tema tratado en el CDH se corresponde con el deseo de numerosas organizaciones y países que exigen calificar el acceso al agua potable como un derecho humano exigible.