Especialistas de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC, junto a investigadores de la Universidad de Santiago del Estero, presentarán hoy en Córdoba las causas técnicas y objetivas de la tragedia de Tartagal en la que un alud de barro arrasó las vivendas de más de 500 familias.
Se trata de un informe que realizaron a pedido de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, que buscaba obtener los fundamentos técnicos precisos sobre el fenómeno.
Según adelantó el ingeniero Gerardo Hilman, colaborador de la investigación, los estudios geomorfológicos, hidrológicos e hidráulicos que se efectuaron en la zona del desastre, indicaron que se trata de una zona vulnerable a aludes e inundaciones.
“Esto por la formación geológica, las características del suelo, la humedad, la vegetación del sector, son todos factores que contribuyen a este tipo de fenómenos”, aseguró el especialista.
La conjunción de estos elementos señaló que “urbanísticamente el pueblo de Tartagal está mal ubicado, ya que se encuentra emplazado sobre un cambio de pendiente brusco de la montaña”.
“En estos casos, en los que el cauce del río no está definido, el río busca uno, que no siempre será el mismo”, explicó el profesional.
El trabajo fue realizado por un equipo de 10 investigadores convocados por la Nación, en momentos que las partes se perdían en medio de acusaciones cruzadas sobre las causas y responsabilidades de la tragedia.
En ese contexto fue que comenzaron sobrevolando la zona afectada, especialmente la cuenca por donde se desplazó el alud.
La deforestación resultó uno de los elementos en discusión, ya que las ONG ambientalistas aseguraban que fue un factor decisivo para de-
sencadenar el desastre en la zona. Por su parte, los gobiernos nacional y provincial aseguraban que era imposible evitar la tragedia.
“La deforestación impacta en la zona, pero no en el evento que analizamos”, aseguró el investigador.
En tanto, lo problemático está dado en cómo recibe la infraestructura urbana estos fenómenos. “Así es como nos dimos con que el problema fue la ubicación del pueblo y no la falta de obras públicas ni la deforestación”.
La imagen observada durante los vuelos indicó además que hay otras zonas donde pasó lo mismo que en el cauce de Tartagal, pero no trascendió porque no hay pueblos en medio del cauce del agua.
“Observamos otros terrenos de la montaña donde se habían producido desplazamientos y desmoronamiento típicos que tenían que ver con la tormenta, pero en ninguno de los casos se observó deforestación en esos lugares. Otros espacios sí estaban deforestados, pero no tienen que ver con el alud”, agregó. De esto se desprende que la solución habría sido marcar zonas de riesgos en ambas márgenes del río, evitando allí las construcciones.
Reubicar a la población, definir espacios de riesgo o instrumentar mecanismos de alerta, son tan sólo algunos de los elementos que este equipo propone para evitar nuevas tragedias.
La exposición del trabajo completo será hoy a las 16 en el Aula Magna de la Facultad ubicada en avenida Vélez Sársfield 299 y contará con la presencia de Andrés Rodríguez, secretario de Recursos Hídricos de la Nación, además del equipo de especialistas que participaron de la investigación.
Foto: Archivo Programa Infoambiente |
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