Bolivia ha ratificado su “preocupación” por el impacto ambiental y en el área de salud que pueden tener dos represas hidroeléctricas que Brasil construye en el fronterizo río Madeira, dijeron ayer fuentes oficiales.
“Hemos pasado de dudas razonables a la constatación del impacto que tendrán las represas Santo Antonio y Jirau, que serán emplazadas en el río Madeira a unos 100 kilómetros de los límites con Bolivia”, dijo el viceministro de Medio Ambiente de Bolivia, Juan Pablo Ramos.
Las “constataciones” figuran en estudios realizados por las autoridades de Bolivia, entregados al canciller brasileño, Celso Amorim, por su homólogo boliviano, David Choquehuanca, durante la reunión que mantuvieron la víspera en Brasilia, explicó Ramos.
Una de las mayores preocupaciones se refiere al área de salud, pues los espejos de agua que serán creados por las represas pueden favorecer la proliferación de enfermedades tropicales como dengue o malaria, en una zona amazónica de riesgos.
Ramos desmintió versiones que hablan de la firma de un acuerdo mediante el cual Bolivia cesaría sus reclamos y afirmó que, por el contrario, Brasil ha reconocido “por primera vez” que el asunto debe ser discutido.
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