El presidente de la República Tabaré Vázquez presentó oficialmente el pasado martes la Agenda nacional para el cambio climático, un documento en cuya elaboración trabajó el Ejecutivo aplicando criterios científicos.
En el extenso estudio, de más de 200 páginas, se fundamenta sobre el concepto de cambio climático, sus impactos y vinculación con el modelo productivo clásico y sobre el sector servicios, fundamentalmente turismo, y la gestión hídrica. Desde el punto de vista agropecuario, la variabilidad climática "impacta fuertemente los ingresos y costos de las explotaciones, el abastecimiento y los precios de los alimentos, así como el empleo, el PBI y las exportaciones del sistema agroindustrial", se asegura en el estudio. Estimaciones realizadas por el Ministerio de Ganadería demuestran que estos eventos extremos les costaron a los productores y al país "pérdidas por varios cientos de millones de dólares". Mientras que la sequía de 2008, "seguramente tenga costos multimillonarios".
Asimismo, Uruguay enfrenta en su sector agropecuario escenarios climáticos donde el mayor desafío "está por el lado de una ya alta variabilidad de los parámetros climáticos relevantes, y por el efecto del incremento de esa variabilidad que el cambio climático pueda producir". Por ello se remarca la conveniencia de avanzar con políticas de Estado, "desde una situación de enfoque reactivo de gestión de crisis a otra que incremente la proactividad y la gestión de los riesgos asociados al cambio climático y la variabilidad".
Ante este panorama, el gobierno considera "aconsejable" destinar recursos públicos y privados para avanzar en procesos de adaptación al cambio climático.
Desde el punto de vista de la salud para determinadas patologías, "puede haber un aumento de casos y agravamiento de los cuadros ante el incremento de la temperatura", se advierte en el documento. No obstante, se aclara que las actuales políticas de salud "incluyen mecanismos que, en cierta medida, pueden responder, o al menos prevenir, algunas o casi todas las consecuencias potenciales del cambio climático".
En este sentido, se mencionan las políticas respecto a: "vacunaciones, las infraestructuras hospitalarias, los mecanismos de evacuación de enfermos para caso de eventos extremos, el control de vectores".
"Estas políticas cubren satisfactoriamente los problemas aunque en algunos casos podrían faltar refuerzos de rubros o algunas infraestructuras, pero se consideran situaciones de menor entidad", se indica en el informe sobre el cambio climático.
Por otro lado se expresa que en el sudeste de Sudamérica, incluido el territorio uruguayo, los promedios anuales de precipitaciones "continuarían su tendencia a aumentar". Según estudios técnicos-científicos, incluidos en el informe de Presidencia, se afirma que el clima de Uruguay "se está volviendo promedialmente más lluvioso y probablemente tenderá a ser algo más cálido, con inviernos más cortos y benignos".
Las condiciones del clima en el sudeste de América del Sur, que incluye a Uruguay, "muestran una significativa asociación con los fenómenos de El Niño/Niña en el Océano Pacífico Ecuatorial, y que la periodicidad de estos eventos estuvo aumentando". Asimismo se indica que según estos estudios "la temperatura media creció 0,8º centígrados en el siglo XX, y las precipitaciones medias aumentaron 30%. Pero, paradojalmente, "el aumento de los promedios de lluvias anuales no significará estar libres de períodos más o menos prolongados de déficit hídrico más frecuentes e intensos, tal es el caso de las sequías de 1988-89, 1999-2000, 2004-2005 y 2008".
En tal sentido se expresa que es de esperar para 2020 "un aumento de las precipitaciones medias anuales de alrededor del 2% y un aumento de la temperatura de 0,4º C, respecto al período 1961-90".
El eventual impacto por inundación y salinización en zonas costeras bajas y en el tramo inferior de los cursos de agua que desembocan en la costa puede tener consecuencias "socioeconómicas de entidad", se advierte. En tal sentido, se expresa que el río Santa Lucía aparece como zona en "particular riesgo dado que abastece de agua potable al área de Montevideo y sus alrededores". Mientras que la inundación en el extremo inferior de los restantes cursos de agua que llegan a la costa, con aumento de la intrusión salina, "podría afectar en particular las áreas urbanizadas y, eventualmente, algunas zonas de uso agrícola".
Medidas de "adaptación"
Ante irreversibilidad de los cambios climáticos, el gobierno enumera una serie de medidas de "adaptación". Las propuestas del Ejecutivo son las siguientes: "promover la adopción de buenas prácticas de manejo y la innovación. Mejorar la gestión de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, utilizar especies y cultivares vegetales de mayor resistencia a la sequía y adecuar y escalonar las épocas de siembra". Pero también se propone "diversificar los sistemas productivos, aprovechar el potencial de los sistemas silvopastoriles para proveer abrigo y sombra y disminuir impactos en el rendimiento hídrico de las cuencas, establecer corredores biológicos que ayuden a preservar la biodiversidad". Asimismo se establece la necesidad de proteger los recursos naturales y realizar reservas forrajeras. Otros de los aspectos centrales de la propuesta es el ordenamiento territorial, para "orientar la manera de realizar las actividades productivas minimizando la vulnerabilidad, considerando los requerimientos de los sistemas productivos, los servicios ecosistémicos, el funcionamiento de las cuencas hidrográficas y las externalidades sobre otras actividades". En cuanto al desarrollo de la capacidad institucional adaptativa, se pone énfasis en la "descentralización, las redes de información, la extensión y la capacitación". Por otro lado, se asegura que los efectos del cambio climático, y en particular de los eventos extremos, "son mayores sobre los actores sociales más vulnerables, segmentos de menores recursos, más sensibles y de menos capacidad de recuperación". Por ello la importancia en el diseño de las políticas públicas eficaces y orientadas a la equidad.
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