Febrero y marzo trajeron lluvias y alivio para los productores rurales uruguayos, pero el daño de la sequía fue grande y dejó consecuencias graves no sólo para el campo, sino para toda la economía nacional.
Los técnicos del Ministerio de Ganadería y Agricultura estimaron el costo preliminar de la sequía en unos 450 millones de dólares, un monto muy alto para un país chico. Las pérdidas equivalen a 85 por ciento de las inversiones que hace el gobierno central en todo un año.
Pero el cálculo primario que hizo el Gobierno, no computa el impacto de menor producción de electricidad y de agua, por lo que se estima un costo mayor. De acuerdo con el análisis de los técnicos oficiales, las mayores pérdidas se dieron en la producción del maíz y soja.
En los trabajos no se pudo incluir una estimación de daños para el sector forestal (por pérdida de crecimiento de los árboles), para la apicultura y partes de la frutihorticultura.
Las estimaciones de Valor Bruto de Producción (VBP) y el impacto que pudo tener la sequía, el Ministerio estimó caída de 33 % para el maíz, de 26% para "otros frutales", 25% en la soja, 18% en la leche, 17% en girasol y en cítricos, 16% en hortalizas, de 10% en sorgo y de 8 % en ganado vacuno.
Pero visto en perspectiva, el golpe más duro se dio en la lechería, el sector que estaba preparado para un año de gran producción y que ha quedado sumergido en una crisis que arrastra a muchos productores que no encuentran recuperación.
La ayuda a sectores afectados por la crisis y la sequía estará presente este año en el diálogo entre la gente del campo y del Gobierno.
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