En Estambul se realiza el V Foro Mundial de Agua para debatir las políticas sanitarias, de control y de regulación; la incidencia climática, costos ambientales y la incorporación de los grupos más vulnerables a los servicios de agua y saneamiento. En el mundo millones de personas carecen de estos vitales servicios, que deben situarse en el ámbito de los derechos humanos. Y, en muchos sectores, encontramos resistencia en tratar de encuadrarlos desde tal perspectiva.
Por su parte, mañana se celebra el Día Internacional del Agua, con actos y festejos en distintos países para concientizar a la comunidad sobre su importancia y los cuidados que deben tenerse para proteger este recurso básico y esencial para la vida humana.
¿Cuántas personas mueren sin poder acceder a tales derechos? Muchas, sin dudas. Por esos debemos velar por incorporar al sistema más usuarios y brindarles calidad en la prestación. No basta el anuncio de obras solamente.
Las obras no se hacen de un día para otro. Muchas, ameritan contar con recursos presupuestarios voluminosos y su ejecución dura varios años. Lo importante es tener una mirada integral y no perder de vista la importancia que tal planificación unificada y consensuada conlleva a toda sociedad que espera respuestas reales.
Hoy contamos con una empresa estatal (AySA), creada en pos de brindar servicios en la Ciudad de Buenos Aires y en 17 municipios bonaerenses. En las provincias, existen empresas privadas o estatales, pero en todos los casos la regulación y control la encabeza el propio Estado. El acceso al agua potable y al saneamiento no debe ser tratado como mercancía. La expansión de los servicios indefectiblemente tiene que ser asumida como un compromiso real de política sanitaria, y gestionado con criterio social, de racionalidad tarifaria, de eficiencia empresarial y de eficaz (no cosmético) control público. Ello, aún ante las consecuencias de la crisis económica internacional. Lo contrario, una vez más mostraría la continua afectación de los excluidos ("no usuarios") por la no satisfacción de sus necesidades básicas esenciales.
En la Legislatura porteña en breve se discutirá el proyecto de ley de gestión aguas de la Ciudad de Buenos Aires, que indudablemente abrirá un rico debate tratando por primera vez, desde su autonomía, esta temática que reviste aristas de sensibilidad social.
Aplaudo estas iniciativas como también las distintas actividades que transmiten la importancia del agua, debida utilización y racionalidad en sus diferentes usos. Lo que nunca debemos olvidar, es que el derecho al agua es un derecho de todos.
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