La sequía se expande en todo el mundo como consecuencia del cambio climático, y dos tercios de la población mundial pueden tener dificultades para acceder al agua en los próximos años y hasta es posible que las próximas guerras se disputen para controlar ese recurso. Éstas fueron algunas de las conclusiones del V Foro Mundial del Agua, que finaliza hoy en Estambul. Pese a ese sombrío panorama, no se llegó a un consenso entre los países participantes de declarar el acceso al agua como un derecho humano, por lo que no figurará esa mención en la declaración que se conocerá hoy, al término de las deliberaciones, en coincidencia con el Día Mundial del Agua, que se celebra hoy, según lo dispuesto por las Naciones Unidas en 1993.
La iniciativa era impulsada por Bolivia, Ecuador, Cuba, Uruguay y Venezuela. Luego se sumaron los apoyos de Suiza, Holanda, Alemania y España, pero no alcanzó para declarar el acceso al agua como un derecho humano, supuestamente por el rechazo de Brasil, Estados Unidos, Turquía y Francia, según informó la agencia EFE. La ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa, reclamó que el agua no se utilice “como un recurso exclusivamente económico”.
Los especialistas dijeron que el desafío que se viene es producir alimentos con menor uso de agua dulce. “Una persona sólo necesita tres litros de agua al día, pero para producir sus requerimientos alimenticios diarios, se necesitan 3 mil litros de agua”, explicó Jan van Wambeke, responsable de Tierras y Aguas de la FAO, la organización alimentaria de las Naciones Unidas.
Unos mil millones de personas, de una población total de 6.800 millones, no disponen de agua dulce en la actualidad. Y el panorama se agravará: la población mundial llegará a 7 mil millones en 2012 y a unos 9 mil millones en 2050.
Las reserva más grande. El Sistema Acuífero Guaraní es una de las reservas de agua más grandes del mundo, con una superficie de 1,2 millones de kilómetros cuadrados y se expande debajo de la Argentina (en el Litoral), Uruguay, Paraguay y Brasil. El millonario estadounidense Douglas Tompkins compró una estancia de 240 mil hectáreas en los esteros del Iberá y fue acusado de querer quedarse con las reservas del acuífero.
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