La falta de acceso al agua potable se contrapone a los derechos reconocidos y consagrados por nuestro país en diferentes tratados internacionales y que tienen jerarquía constitucional. En La Argentina, las zonas que menos agua tienen son justamente las de menor desarrollo económico, según la Gerencia de Programas y Proyectos del Instituto Nacional del Agua.
El problema se completa cuando se ve que aquellas poblaciones que sí la tienen, sufren el drama de la mala calidad de este recurso.
Pero la situación grave no es propiedad de nuestro país ya que en el mundo, la realidad no es mucho más alentadora. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el desarrollo de los recursos hídricos mundiales, unos 1100 millones de personas en todo el globo carecen de instalaciones para el abastecimiento de agua potable y cerca de 2500 millones no tienen acceso a sistemas de saneamiento.
Los factores más visibles se refieren al acelerado crecimiento de la población, el consumo excesivo y la degradación de la calidad del agua como consecuencia del cambio climático y la contaminación. Mientras la demanda aumenta, la cantidad de agua potable por persona disminuye.
No por nada se vaticina que en unas décadas más, se planteará a nivel global una verdadera batalla por el agua, teniendo en cuenta que las proyecciones indican que el recurso será cada vez más escaso y de mucho menor calidad.
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