Parte I
Paradojalmente la pobreza en Latinoamérica convive en medio de un gran potencial de recursos. Como decía Juan Pablo II “se nos están acabando los argumentos para soportar tanta pobreza”. Ser pobre es no tener igualdad de oportunidades. Ser pobre es estar condenado al vaivén de circunstancias que resultan impredecibles y aleatorias en entornos de incertidumbre y turbulencia.
¿Por dónde se empieza en la acuciante necesidad de políticas eficaces contra la pobreza? ¿Quiénes y de qué manera deberían estar involucrados? ¿Es la pobreza un asunto sólo de los gobiernos? ¿Qué se debe hacer?
Estos y otros interrogantes deberían plantearse con más frecuencia por todos. No sólo la dirigencia política. El combate contra la pobreza lo debe hacer cualquier ciudadano responsable, simplemente. Por citarlo, hay una alta correlación entre desnutrición infantil (afecta dramáticamente el desarrollo del cerebro en los primeros 18 meses de vida) y delincuencia. La pobreza (que es desigualdad de oportunidades), es causa recurrente pero no suficiente de la inseguridad. Y en la nutrición de un niño, todo esfuerzo se neutraliza si las condiciones sanitarias son deficientes.
El ataque frontal a la pobreza debería ser el principal motivo de trabajo de todos. Y con definiciones claras: al pobre hay que sanar, educar y alimentar. Punto. Este es el verdadero desafío. Y el acceso a agua limpia, juega un rol capital: más agua es más desarrollo, más y mejor saneamiento hace personas más sanas. Esto es atención preventiva de la salud. Consecuentemente, agua es salud. Y personas sanas, nutridas y educadas, son personas libres que forman parte del capital social, factor fundamental del desarrollo: “El origen moral de la prosperidad resulta claro en el curso de la historia. Este se encuentra en una constelación de virtudes: laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa, sobriedad, ahorro, espíritu de servicio, fidelidad a las promesas, audacia: en resumen, amor al trabajo bien hecho.
Ningún sistema o estructura social puede resolver como por arte de magia el problema de la pobreza sin estas virtudes; a la larga, tanto los programas cuanto funcionamiento de las instituciones reflejan estos hábitos de los seres humanos, que se adquieren esencialmente en el proceso educativo dando a una vida auténtica cultura del trabajo.” (Juan Pablo II, Discurso 3-IV-87, Insegnamenti, Vol X-I, 1987, p.1016)
El Agua es un derecho
Nadie duda que el agua debería ser un derecho inalienable de los seres humanos, al ser un recurso vital, básico y elemental para la vida. Sin embargo, la situación en el mundo es que no tienen acceso a agua confiable 1,35 miles de millones de personas (22% de la población). En Argentina, el 57% de la población no accede a servicios de cloacas, contaminando cada vez más las napas freáticas mientras que 9 millones no tienen acceso a agua confiable. Hay más celulares por persona que cloacas, aceptamos una tarifa de tv paga de 90 pesos pareciéndonos caro un servicio de cloacas de $30.
La expectativa de vida en países desarrollados es de 25 años más que en los países con baja cobertura de saneamiento. Argentina, figura entre las más deficitarias de… Latinoamérica! Y si hablamos de desigualdad, la tasa de mortalidad infantil en hogares sin acceso a agua limpia e instalaciones sanitarias es 3 veces mayor que en hogares con saneamiento. El 56% de la mortandad infantil según cifras del Banco Mundial son evitables con inversiones y mejor gestión sanitaria.
Más grave aún: continuando con la desigualdad, los pobres con asentamientos en la periferia deben -en general- pagar más precio por el agua (camiones aguateros, canillas públicas distantes, mangueras, conexiones “domésticas” no confiables, etc.) que los habitantes más ricos del centro.
El recurso
El agua es un recurso finito. No hay más agua que hace miles de años. El mundo necesitó miles de años para llegar en 1900 a más de 1,6 miles de millones de habitantes. 100 años más tarde, somos 6,3 miles de millones: 4 veces más, sin embargo, el consumo de agua se multiplicó por 6! Y la cantidad de agua es la misma o en algunos casos, disminuyó. Sin embargo, el consumo humano es responsable solo del 10% del consumo, el resto se lo reparten la agricultura (65%) y los usos industriales (25%). De hecho, la exportación de una tonelada de grano, es esencialmente exportación de agua!
Comparativamente, una persona en Estados Unidos (alto derroche, falta de conciencia) consume 400 litros por día, en Europa es de 200 litros por día, mientras que mas de 1300 millones de personas acceden a sólo 5 litros por día. Los promedios en zonas medidas con historia suficiente de Argentina llegan a 250 /300 litros persona - día. La organización Mundial de la Salud considera en 180 lts persona día, la cantidad ideal o suficiente
Otra paradoja del agua, es que, sino el único, un servicio al que debe alentarse el ahorro, o en todo caso, evitar el derroche o menor consumo. Y esto sólo se logra con la medición de consumos, control de pérdidas tanto domiciliarias como de red, mantenimiento de micro y macromedidores, óptimo funcionamiento de plantas, etc.
Este fin de semana el FORO MUNDIAL DEL AGUA reunido en Estambul, ha dictaminado recetas varias, entre otras, el reuso del agua tratada a través de plantas de depuración y otros procesos. Se hace urgente y necesario un programa de concientización sobre el agotamiento de recursos: en el último siglo se secaron el 50% de las fuentes regulares de provisión. Comienza así la denominada “diplomacia del agua” donde se intentarán, frente al cambio climático y el crecimiento de la población, controlar las cuencas de los ríos fronterizos. Todos los países acuerdan acerca del derecho humano del agua, la gran mayoría coincide en la no gratuidad y la asistencia gubernamental a quien no puede acceder, como pilar básico de la salud pública.
*Presidente de Latinaguas S.A, controlante de Aguas de La Rioja SA.
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