La posibilidad de racionamientos de energía eléctrica se redujo este fin de semana. El embalse de Paute se recuperó y eso dio cierta tranquilidad para cubrir la demanda de energía.
Sin embargo, la alerta amarilla, adoptada el jueves pasado por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), continúa. Las centrales térmicas no tienen suficiente combustible en reserva y no podrían funcionar a su máxima capacidad, en caso de que se requiera su operación.
Así lo indicó José Medina, director de Operaciones del Cenace. “Mientras no recuperemos el nivel del embalse a niveles más seguros y tengamos disponibilidad de combustible en las centrales térmicas, con reservas adecuadas” no se levantará la medida de prevención.
El Cenace activó el plan de contingencia, que incluye la baja de voltaje, un abastecimiento de combustibles más frecuente para las centrales térmicas y la restricción de alumbrado público. Esta última aún no se aplica.
La alarma en el sector se prendió cuando el nivel del embalse Amalusa, de la Central Paute, bajó por falta de lluvias en las dos últimas semanas, a 1 976 metros sobre el nivel del mar. El mínimo para que opere es de 1 975.
Además, el caudal de agua que alimenta la Central estaba en 40 metros cúbicos por segundo, lo cual obligó a sacar de operación algunos equipos. De 1 100 megavatios (MW)-hora que puede generar Paute, solo entregaba un promedio de 200MW/ hora.
El caudal mejoró ayer y se registraron 204 m3/seg.
Se espera que la situación también mejore en las hidroeléctricas Agoyán y San Francisco, que están operando a la mitad de su capacidad, es decir, aportan con unos 185 MW/hora.
La central Pucará está en mantenimiento, indicó Adriana Pacheco, de la Dirección de Operaciones de Cenace.
La demanda nacional, en promedio, es de 2 600 MW por hora, lo que implica una mayor utilización de las plantas térmicas y una mayor importación a Colombia.
Desde el vecino país se importó, en promedio, 430 MW hora, en las dos últimas semanas, es decir se incrementó la importación que para 2008 fue menos de 100 MW hora, en promedio.
En estos días, las térmicas abastecieron el 50% de la demanda, mientras que las hidráulicas aportaron el 30%. El resto se cubrió con la importación.
En condiciones normales, el 70% de la demanda se cubre con la generación hidroeléctrica y el resto se divide en partes proporcionales entre las térmicas y la energía de Colombia.
Si bien la cota de Paute aumentó y eso permite alejar el fantasma de los apagones, el sector eléctrico aún mantiene el problema de la falta de combustible para las térmicas. Ellas requieren de 35 millones de galones entre naftas, diésel, fuel oil y residuo.
Al momento, las generadoras tienen en ‘stock’ 8,2 millones. Las plantas de Pascuales, Victoria, Electroquil, Ulys Seaz, Termopichincha, Regional Sur, Emelmanabí y EmelOro son las que menos combustibles tienen.
Y tampoco tienen recursos para adquirir combustibles, indicó Marco Valencia, del Cenace. En la Presidencia reposa un decreto para la entrega de combustibles a crédito, similar al promulgado en agosto de 2007.
Mientras se supera la emergencia, el Cenace cuenta con un plan de racionamientos que aplicaría si no se cubre la demanda.
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